Cuentos para contar.

sábado, 28 de enero de 2017

El ruiseñor y la ranita

Erase una vez un ruiseñor cuyo canto era el más hermoso que jamás se había entonado en la tierra. Cantaba de pura felicidad, ya que el gozo invadía su corazón.

Un buen día, una ardilla que buscaba nueces, escuchó al ruiseñor, quedándose maravillada con su canto. Fue corriendo de árbol en árbol, contando a todos los animales del bosque el increíble canto que le había estremecido de la cabeza hasta la punta de la cola.
Al día siguiente, el ruiseñor salió de su nido para dar la bienvenida al sol con su canto, como lo hacía todas las mañanas, y se encontró rodeado por la casi totalidad de animales del bosque, que esperaban expectantes su actuación; ni una sola nota salió de su pico, tan sólo un débil gorgojeo.
Los animales, decepcionados, siguieron con sus quehaceres habituales, dejando solo al ruiseñor.
¡No entendía lo que le había pasado!, pero el ser el centro de atención de todos, le hizo sentir importante. Así que practicó y practicó todos los días su canto, pero para evitar lo que le sucediera la  última, vez ante todos los animales. repitió una y otra vez el mismo canto, sin dejar que este saliera libre de su corazón, hasta convertirlo en algo mecánico.

Fue él mismo esta vez, el que anunció a los cuatro vientos, que en cuanto saliera el sol, disfrutarían del más maravilloso canto que nunca habían escuchado.
Los animales se congregaron en las inmediaciones del nogal donde tenía su nido el ruiseñor, aunque esta vez, más por curiosidad  morbosa que por otra cosa.
El ruiseñor entonó el canto que había repetido una y otra vez. haciéndolo a la perfección. Todos los animales quedaron estupefactos.
Desde ese día, los animales se reunían al amanecer para escuchar al ruiseñor, al que agasajaban con sus halagos.

El ruiseñor no era feliz, ¡no sabía porqué!, ¡era la admiración de todos! Tal era su tristeza, que ni siquiera podía dormir.
Una noche, abrumado por la melancolía, fue al estaque; la luna se reflejaba en el agua, y entre los sonidos de los insectos, el croac de las ranas, y el canto de algún solitario búho, se formaba una extraña sinfonía. En ella, distinguió un sonido que tenía un tono y un ritmo distinto al del resto. Intentó localizarlo, y vio que proveía de una pequeña ranita de San Antón.
- Tu croac es distinto a los del resto - le dijo.
- Si, ¿te gusta?
- Bueno..................es distinto.
- Me aburre croac siempre de la misma manera.
- A las demás no les importa.
- Si, y míralas, ¡tan tristes y aburridas!, es más divertido dejar que el croac salga como quiera.
El ruiseñor dejó a la feliz ranita con su extravagante croac, y comprendió que el también se había convertido en un triste y aburrido ruiseñor, como la mayoría de las ranas del estanque.

Al día siguiente, cuando el sol despuntaba por el horizonte, y los animales esperaban ansiosos su canto, el ruiseñor abrió su corazón, y dejó que éste inundara de nuevo de emoción  su garganta.
La mayoría de los animales, acostumbrados a la melodía que día tras día apaciguaba sus espíritus, se marcharon antes de que terminaran, decepcionados y enfadados.
Los pocos que se quedaron, apreciaron este nuevo canto lleno de pasión y fragilidad, volviendo día  tras día para escuchar al feliz ruiseñor; entre ellos, una pequeña ranita de San Antón.

martes, 3 de enero de 2017

El chatarrero, un cuento de navidad

Le llamaban el chatarrero, pero no lo era, porque aunque iba por las basuras recogiendo todo tipo de cachivaches inservibles, él no hacía negocio con sus piezas, sino que los arreglaba. Tenía un don especial para arreglar cosas, desde tostadoras hasta consolas de video-juegos.
Su casa era como un museo, repleto de aparatos en perfecto estado de conservación y funcionamiento, y el jardín...........................¡el jardín era un bosque de árboles de navidad, con sus bolas, estrellas y guirnaldas! Los fue recogiendo tras las navidades, abandonados y secos, de los basureros, y los plantó en su jardín, decorándolos, como si el escenario de una navidad eterna se tratara; "un árbol de navidad tiene que seguir siéndolo", comentaba.

¡Pero se quedó sin sitio!
Lo que hizo, fue dar todo lo que tenía a organizaciones de caridad, que repartieron todos los aparatos entre personas necesitadas.

Pero no terminó ahí la historia; el chatarrero siguió recorriendo las calles con su carro de supermercado, pero en vez de con aparatos inservibles, lo llenaba con perros y gatos callejeros, los que estaban enfermos, o demasiado débiles como para sobrevivir.
Su casa se convirtió entonces en el hogar de decenas de animales, a los que alimentaba y cuidaba.
Había sobre todo perros y gatos, pero también conejos hampsters, ¡y hasta una serpiente!, que también fue abandonada por su dueño.
Pero el director de la perrera municipal se quejó, alegando que ese era su trabajo,  y que nadie más estaba preparado para realizarlo convenientemente, y eso que el chatarrero nunca utilizó una inyección letal para acabar con la vida de los animales que nadie quería.
Así que un buen día, fue la policía a su casa, y se llevaron todos los animales.

La gente se preguntaba ¿qué sería ahora del chatarrero?, si no podía arreglar aparatos inservibles, ni cuidar animales abandonados ¿a qué dedicaría su tiempo?
Y volvió a sorprender a todo el mundo, acogiendo en su casa a vagabundos, borrachos, huérfanos, marginados,....................¡los deshechos de la sociedad!
Pero no sólo les daba cobijo y alimento, ¡les convertía en personas completamente diferentes!
Algunos volvían con sus familias, otros empezaban una nueva vida y a los ancianos y a los niños, les llevaba a residencias, una vez recuperada su dignidad. donde se encargaban de ellos.

Cuando ya anciano, el chatarrero no pudo ocuparse de los demás, donó todo lo que tenía a "ongs", ¡incluso su casa!, y se quedó en la calle, solo y sin nada.

Cuentan, que mientras dormía en un banco del parque, bajo unas viejas mantas, bajó del cielo una corte de ángeles, y se lo llevaron con ellos; ¡aunque otros aseguran que fueron alienígenas los que se lo llevaron en su nave espacial!


sábado, 17 de diciembre de 2016

La más bella flor

Erase una vez una rosa; la última flor del verano. Pronto llegaría el otoño, y se la llevaría con el resto de las flores que habían florecido en verano.
Acababa de salir, y  miraba entusiasmada a su alrededor: El sol calentándole, las gotas de rocío lavándola cada mañana, el  cosquilleo de las abejas recogiendo el néctar que se pegaba en sus peludas pata, las frágiles mariposas aleteando sobre ella con sus coloridas alas,.......................
ero no todo era belleza, veía preocupada como algunas de sus hermanas perdían sus pétalos, que arrugados y descoloridos caían al suelo, dejándolas desnudas y marchitas.
Por la noche, la luna que era su amiga, vio su preocupación.
- ¿qué te sucede? - le preguntó.
- Yo también fui joven y hermosa, ¡una esfera perfecta y brillante!, y mírame ahora, cada vez más oscura y llena de cráteres, ¡así es la vida!
- ¡Yo quiero seguir siendo hermosa!
La luna se quedó pensativa.
- Hay una forma de burlar al tiempo.
- ¡ Cual, cual!
- ¡el invierno!, el puede hacer que todo se congele, ¡incluso el tiempo!, haciendo que se pare.
- ¡Habla con el, haré lo que sea por conservarme joven y bella!
La luna habló con el invierno, que se encontraba en otro hemisferio de la tierra, y éste, accedió a llevarse con el a la rosa.
El invierno congeló a la rosa, que así conservó su belleza, yendo de su mano de un hemisferio a otro de la tierra; pero también su corazón quedó congelado.

La luna, que seguía hablando con la rosa, un día le preguntó:
-¿Qué te sucede?, ya no sonríes como antes, y eso que sigues hermosa a pesar de que pase el tiempo.
- Si, pero me siento muy sola, añoro a mis hermanas, a las mariposas, a las abejas, al sol,............
- Si quieres, hablaré con la primavera, pero tendrás que renunciar a tu belleza.
- ¡ No me importa, no quiero seguir sola!
Y la primavera se llevó a la rosa con ella.
La lluvia y el sol abrieron del todo sus pétalos rojos, desprendiendo su delicado perfume, y las abejas y las mariposas volvieron a columpiarse entre sus pétalos.
Entonces sucedió que cuando estaba en la plenitud de su belleza, una niña la cortó, y se la dio a su madre, que estaba muy enferma en el hospital. Cuando la madre vio la flor, lloró de alegría, y sus lágrimas regaron la rosa, convirtiendo aquel momento en uno de los más bellos instantes que vivieron la niña, la madre, y la flor; y cuando el invierno se llevó sus pétalos dejándola marchita, recordó aquel momento, y se sintió la más bella flor que jamás existió sobre la tierra.

sábado, 29 de octubre de 2016

El pirata Malapata y la muchacha pálida

En las bravas aguas del Caribe, El Delfín Volador, apenas tocaba el agua empujado por el viento que impulsaba sus velas convertidas en alas. Sin embargo, a pocas yardas, El Galgo Veloz, la fragata más rápida y ligera del Rey, acortaba distancia ante la enfurecida mirada de Malapata.
- ¡Que mil serpientes venenosas se metan por mis venas!, ¡cómo es posible!
- Es mucho más ligera que nosotros capitán, y hay que descubrirse por la pericia del timonel - dijo Rodi.
- ¡Desplegar todo el trapo!, le enseñáramos lo que es correr a ese sabueso cojo.
- ¡No capitán, el viento es muy fuerte y romperíamos el mástil!, lo mejor sería hacerle frente, nuestra potencia de fuego es mayor.
Malapata hizo caso a los sabios consejos de su contramaestre, y El Delfín plegó sus velas, escorándose ligeramente para poner a tiro a la fragata del Rey.
Cuando se puso a distancia de fuego los cañones del Delfín atronaron en el aire, sin dar en su objetivo. Este viró la proa para enfilar su artillería, y una nueva andanada de hierro surcó el cielo.
- ¿Qué le sucede al cañón de proa? - preguntó Rodi - ¡no ha disparado!
- ¡Ese maldito bastardo de Cobra debe de estar de nuevo borracho como una cuba!
Malapata se dirigió hacia allí hecho una furia.
- ¡Cobra, hijo de una hiena! - gritó al llegar al cañón de proa. El pirata se encontraba en el suelo, con una botella de ron, vacía, en la mano.
- Si capitán........... - consiguió balbucear.
- ¡Maldita sea!, ¡me tendré que encargar yo mismo!
Malapata prendió la mecha del cañón con una antorcha, sin saber que Cobra había metido por su boca una cantidad exagerada de pólvora. El cañón explotó en las mismísimas narices de Malapata.
Rodi, alarmado por el ruido, fue corriendo hacia la proa; había un gran boquete en el casco, y los trozos del cañón habían destrozado el lugar. Milagrosamente, Malapata sobrevivió, a pesar del gran número de magulladuras por todo el cuerpo, y una sordera temporal por el zambombazo, lo que no le impedía seguir maldiciendo en todo momento.
- ¡La mala hierba.........! - comentó Rodi.

Por fortuna, el accidente no afectó de forma importante a la estructura del Delfín, que pudo escapar de su perseguidor, tras mermar considerablemente su capacidad de ataque con la artillería..
Malapata tuvo que permanecer varios días en cama, maldiciendo y bebiendo ron, para remitir el dolor de sus heridas.
Cuando se recuperó, subió a cubierta para sentir de nuevo el aire fresco y salado que expiraba el mar,aunque su sordera le impedía escuchar los irritantes gritos de las gaviotas y el rumor de las olas golpeando el casco. Sin embargo, sus ojos de lince distinguieron en la lontananza, incluso antes de los del vigía, una sombra que aparecía y desaparecía entre las olas.
- ¡Rumbo noroeste! - bramó Malapata - hay algo flotando en el agua.
al acercarse vieron que se trataba de una pequeña embarcación, sin remos, en la que yacía fallecida una pálida muchacha con la piel quemada por el sol.
- ¡Amarrar el bote y subir a la muchacha! - gritó el capitán. pero sus hombres vacilaban.
- ¿Qué os ocurre atajo de medusas viscosas? - volvió a aullar Malapata.
Rodi, comprendiendo la situación, escribió en una hoja: "Capitán, la tripulación teme de que se trate de un espíritu maligno, está claro que le han abandonado a su suerte."
- ¡Malditas nenas lloricas, subirla inmediatamente si no queréis que os saque los ojos a mordiscos!
A regañadientes, subieron a la chica a bordo, y le acomodaron en el camarote de Malapata.

Malapata miraba a la muchacha tendida en la cama con su vestido blanco sucio y hecho jirones arropando su casi esquelética figura, su largo pelo blanco y enmarañado llegándole hasta la cintura, su pálida piel enrojecida por el sol,...........Rodi vio en esa mirada una expresión de dulzura que nunca hubiera imaginado en el rostro normalmente colérico del pirata, y se esperó lo peor.

Por la noche, Durán, El portugués, candil en mano, hacía guardia en la cubierta del Delfín. Las estrellas y la luna habían desaparecido del firmamento, como huidas de alguna terrible presencia. Durán escuchó unos ruidos ente unos toneles, y pensó que serían ratas, pero las dos luces brillantes que vio, como llamas, no se correspondían a los de un roedor.
- ¡Quien anda allí! - gritó empuñando su puñal.
De pronto, un pavoroso aullido rasgó el silencio de la noche: ¡de entre los toneles, asomó la más pavorosa criatura que El portugués había visto en su vida, y aunque era hombre valeroso, apreciaba demasiado su vida como para hacerle frente; así que le arrojó el puñal y salió corriendo, tan precipitadamente, que tropezó con unos cabos, quedándose sin sentido al golpearse la cabeza con la cubierta.

Malapata despertó con los primeros rayos de sol, y subió a cubierta. Cual fue su sorpresa al ver a Durán en el suelo, y más allá a la muchacha, mirando al sol, que parecía flotar en el horizonte. Ignorando a Durán, al que creía ebrio, se acercó a la muchacha; sus ojos de color gris claro parecían las puertas abiertas de su alma.
- ¡Capitán, hay una bestia a bordo! - gritó Durán, que acababa de despertarse. Malapata no podía apartar la vista de la muchacha. Entonces subió Rodi.
- ¡Estaba allí, entre los toneles! - volvió a gritar Durán mirando al contramaestre- ¡nos devorará a todos!
- Tranquilo Portugués, creo que has tenido un mal sueño. - le respondió Rodi.
Alertados por los gritos, el resto de la tripulación se asomó somnoliente a la cubierta. Entonces  la muchacha, sin dejar de mirar al horizonte, se puso a cantar la más desolada e hierática canción que los piratas habían escuchado nunca.
Uno tras otros, los bravos piratas cayeron en un profundo sueño. Todos menos Malapata, que, veía estupefacto como sus hombres se desplomaban sobre la cubierta.
Un fuerte golpe, que hizo temblar el casco del Delfín, hizo también perder el equilibrio de Malapata, que casi cae sobre la cubierta; el barco había chocado con unos arrecifes. Malapata saliendo de su ensimismamiento, cogió el timón, y puso a salvo la integridad del Delfín. Luego encerró a la muchacha, sin comprender nada de lo que había sucedido, e intentó despertar a sus hombres arrojándoles  agua helada con un cubo.

Malapata hablaba con Rodi:
- ¿Qué opinas de lo que ha ocurrido? - preguntó El capitán.
- -He estado investigando en la biblioteca, y creo que la muchacha es un espíritu lunar, un ánima cuya voz es como el canto de las sirenas, que atrae y duerme a todo aquel que la escucha, y de noche se transforma en un gran lobo negro sediento de sangre.
- ¡Por los huesos del Yeti!, ¡le abandonaremos en la primera isla con la que nos crucemos!, aunque.............................. ¡es tan hermosa!
- ¡Capitán!, ¡si no lo hacemos nos devorará a todos!
Malapata se quedó pensativo.
- Se me ha ocurrido algo mejor..............podríamos hacer un gran negocio con sus capacidades vocales..............
La malévola sonrisa de Malapata le mostró a Rodi claramente que nadie podría hacerle declinar los disparatados planes que acababa de concebir.
Malapata pensaba utilizar la voz de la muchacha para dormir a sus víctimas, y así poder saquearlas con total impunidad. Tuvieron que tomar precauciones, amordazando a la muchacha durante el día, y encerrándola en una jaula cuando caía la noche. Los aguerridos piratas, apenas podían dormir por los terroríficos aullidos de la bestia, y los golpes que resonaban como truenos en sus cabezas al arremeter furiosa contra las rejas.

Durán fue el encargado de cuidar a la muchacha, que parecía estar ida, en otro mundo. El portugués le alimentaba,  le lavaba con gran delicadeza, le arropaba, y protegía del sol su pálida piel con crema de zanahoria. Por la noche, le metía en la jaula, donde le había hecho un lecho de paja, y le dejaba carne fresca para saciar el apetito de la bestia en la que se transformaba.

Empezaron con pequeños poblados. Desfilaban por las calles disfrazados de comediantes, mientras anunciaban un supuesto espectáculo de magia y teatro. Cuando todo el pueblo se encontraba reunido en la plaza del pueblo, la muchacha salía al escenario y cantaba, dejando a todo el mundo dormido, salvo a Malapata y sus hombres, que entonces saqueaban el pueblo y volvían a su barco con el botín.

La codicia de Malapata le llevó a plantearse mayores retos, y se propuso asaltar el mismísimo palacio real. Para ello, eligió una fecha especial: El cumpleaños del rey.

La ciudad se encontraba engalanada con farolillos y banderines multicolor que unían los balcones de las casas.En Palacio, se celebraba una fastuosa fiesta, a la que acudirían las más prestigiosas familias europeas, y los más altos cargos clericales y políticos. Durante todo el día y la noche, se representaban en el salón real los mejores espectáculos del momento, ante la aristocracia allí reunida, que luciendo sus joyas y sus mejores galas, comían opíparamente los sabrosos manjares que elaboraban continuamente en la cocina real, regados por los más exquisitos caldos de la bodega.

El rey, con gesto cansino de su mano, hizo que el actor vestido de Dios griego y el resto de ninfas y centauros que representaban la tragedia griega, abandonaran el improvisado escenario frente al trono. A continuación, lo ocupó un estrafalario grupo de saltimbanquis, forzudos y bufones comandados por un mago de oronda figura y una muchacha pálida y delgada con el rostro cubierto por un velo. Al rey le resultó familiar el mago, oculto por largas barbas y cabellos blancos. Los saltimbanquis daban vueltas de campana y formaban torres humanas, mientras los forzudos levantaban balas de cañón, y los faquires echaban llamas por la boca.
De pronto, el mago, con gran solemnidad, arrojó algo al suelo, produciéndose una fuerte explosión y un espeso humo, que llamó la atención de todos los presentes.
- Majestad, ilustrísimas autoridades - dijo el mago con voz profunda - ¡les traigo desde las lejanas y exóticas tierras de oriente, la más hermosa y misteriosa joya existente en aquellos lugaras: "Lunaris", cuya voz convierte en ruido el canto de los ruiseñores!
El mago atrajo hacia él a la muchacha, le quitó el velo, y desató la mordaza que tapaba su boca. Una extraña melodía, como un coro de oscuros espíritus surgiendo del abismo, inundó de sombras el salón real.
El efecto fue inmediato, todos los allí presentes se desplomaron dormidos al suelo, como árboles sin raíces. Todos menos el mago y su troupe, que como ya habréis adivinado, se trataba de Malapata y sus hombres.
Malapata volvió a amordazar a la muchacha, y se quitaron los disfraces y los tapones de las orejas.
- ¡Vamos chicos, desvalijar a todos estos ricachones! -gritó Malapata - ¡no dejéis nada de valor!
Collares, anillos, broches, doblones,..........................¡el botín era inmenso!, pero estaba anocheciendo.
- Démonos prisa capitán - dijo Rodi - la muchacha se va a transformar en cualquier momento.
Malapata contemplaba entusiasmado un collar de enormes diamantes que había cogido del cuello de la reina, sin escucharle.
El sol desapareció en el horizonte, y la luna se convirtió en el ojo de la noche. Rodi, preocupado, no dejaba de mirar a la muchacha. Entonces vio espantado como de repente, su cuerpo empezó a retorcerse cubriéndose de pelo, de su boca desencajada crecieron enormes colmillos, y sus ojos grises se convirtieron en tizones rojos.
- ¡Capitán, tenemos que irnos! - gritó.
- ¡Estás loco! - respondió mientras intentaba arrancar un diente de oro de la boca del obispo. Pero el terrible aullido de la bestia le hizo cambiar de opinión.
- Creo que tienes razón, será mejor que nos larguemos - recapacitó.
Cogió el saco lleno de joyas, y sigilosamente se dirigió hacia la puerta del salón, sin perder de vista a la bestia. Esta, gruñendo y echando espuma por la boca, miraba sucesivamente a él y a sus hombres, que también intentaban alcanzar la puerta. Cuando lo lograron, cerraron la puerta y echaron a correr como alma que lleva el diablo.
A sus espaldas escucharon los fuertes golpes que producía la bestia al precipitarse contra la puerta. Se encontraban en el jardín cuando esta cedió. La bestia les alcanzó en 4 zancadas, y saltando por encima de ellos, se les plantó delante. Les miró uno a uno, parecía estar eligiendo quien iba a ser el primer plato, cuando sus ojos se pararon ante los de Durán, y su cuerpo crispado se relajó.
Rodi, se dio cuenta de lo que sucedía, y agarrando a Durán le hizo adelantarse unos pasos, este temblaba como las alas de un colibrí.    
- Vamos, acércate más - le decía Rodi al oído - te a reconocido, no te hará nada.
La bestia se le acercó y abrió sus fauces, pero fue para lamer las mejillas de Durán.
Mientras, Malapata y el resto de sus hombres, retrocedían lentamente, hasta echar a correr en cuanto se alejaron unos pasos.

En el Delfín volador, Rodi intentaba calmar a Malapata, que recorría la cubierta maldiciendo.
- ¡Malditas nenas, gangosas ballenas jorobadas con liendres, os voy a colgar del palo mayor para que las gaviotas os saquen los ojos!
- Vamos capitán, quien va a pensar en el botín cuando una pavorosa bestia surgida del averno te está persiguiendo.................................Ya tu si - rectificó al ver la mirada que le lanzó Malapata - Por lo menos nos hemos burlado del rey y toda la corte robándoles en sus mismísimas narices.
- ¡Y que lo digas! - le respondió Malapata con una burlona sonrisa mientras, sacaba de debajo de su camisa la corona del monarca.
                 




domingo, 18 de septiembre de 2016

Baxi

Estaba oscureciendo, se había lebantado un fuerte viento que hacía temblar a todas las hojas de los árboles, en el cielo la luna asomaba su pálido rostro.
- ¡Vamos, corre! - le apremiaba Antxón a Uxúe - ¡está anocheciendo!
- ¡Voy todo lo rápido que puedo!
Al rato Uxúe se paró.
- ¿Qué haces? - le gritó Antxón.
- ¡No puedo más!
Escucharon entonces un terrible ahullido, y alguien o algo saltó de la rama de un árbol cayendo delante de ellos. Los niños corrieron espantados hasta llegar a casa.

- ¡De verdad que lo vimos! - decía Uxúe en el patio del colegio.
- ¡Y casi nos coje! - apuntó Antxón.
Se formó un corro alrededor de ellos.
- ¿Cómo era? - les preguntaron.
-¡Horrible!; tenía cuernos enormes y una boca con 4 filas de colmillos, en vez de pelo estaba cubierto de serpientes, con alas de murciélago y garras en vez de manos y pies.
- ¡Era "El Basajaun" (1)!
- Pero conseguimos escapar, ¡nos habría devorado si nos pilla como hace con el ganado!
Los niños se estremecieron de sólo escucharlo.

Leire y su familia subían por la sierra buscando el lugar ideal para acampar, y ve5r la lluvia de esdtrellas que todos los años se producía en aquellos días. El cielo eltaba sdespejado, y prometía un espectáculo digno de verse. Montaron la tienda de campaña y dieron buena cuenta de la tortilla de patatas que habbían llevado poara cenar. Después jugaron a cartas y contaron historias hasta que les entró sueño.
Esto era lo que más le gustaba a Leire, que con su imaginación se inventaba increíbles historias. El aita, contó una de miedo:
"Os voy a contar una leyenda que leí en internet buscando información sobre el lugar en el que estamos: La leyenda del "Basajaun".
"El Basajaun" es un ser mitológico, el señor del bosque, protector de la naturaleza. Es grande y posee una fuerza y agilidad extraordinarias. Su pelo y su barba le cubren todo el cuerpo hasta llegar al suelo, y uno de sus pies tiene la forma circular de una pezuña.
Cuentan que en un principio protegía a los rebaños de los lobos, y avisaba de las tormentas dando grandes ahullidos. Pero fue traicionado por los hombres, que le robaron el secreto de la fabricación de la sierra, del eje de molino y la técnica para soldar metales. Desde entonces se conbirtió en un ser maligno que provocaba plagas e inundaciones, e incluso devoraba los rebaños de los hombres."

-¡Guau, que buena historia!
- ¡Shhhhhhhhh, e oído un ahullido ahí fuera!, ¡Quizás sea "El Basajaun"!
- ¡Qué miedo!
- Venga vamos a dormir, que no tenemos mucho tiempo para descansar.
El aita puso el despertador a las 3 de la mañana, la hora en la que estaba anunciada la lluvia de estrellas, y se durmieron con el sonido de los grillos y las aves nocturnas.

A las 12 de la noche, Leire se despertó con ganas de hacer pis. Salió de la tienda y buscó un árbol donde agacharse y aliviar la bejiga. Entonces vio como se movían unos matorrales, y es cuchó un balido. Se acercó, y un corderito salió corriendo para esconderse tras unas rocas.
- No tengas miedo - dijo Leire acercándose muy despacio. Pero el corderito estaba muy asustado, y volvió a escapar. Pero el corderito no escapaba sólo de ella: Un gruñido sonó a su espalda, y luego el ruido de muchas patas saltando sobre la tierra. Una sombra cruzó veloz delante de ella, las ramas secas crugían por todas partes. Vio entonces una manada de lobos rodeando al corderito.
Leire cogió una rama del suelo, y agitándola gritó:
- ¡Eh, venir a por mi!
Los lobos en principio se asustaron, pero enseguida se dieron cuenta de que tenían otro plato en el menú.
Leire corriió hasta unos árboles, y agilmente subió por uno de ellos. Los lobos rodearon el árbol; gruñían y saltaban intentando subir.
Pasó el tiempo, los lobos no desistían, y la rama en la que estaba Leire empezó a ceder por el peso. Intentó agarrarse a otras ramas, pero fue resbalando hasta caer. Pero no cayó al suelo; 2 brazos fuertes y peludos le habían atrapado en el aire, que cuidadosamente le dejaron en el suelo, y estos brazos se alzaron amenazantes hacia los lobos. Después se oyó un terrible ahullido que estremeció hasta a las piedras, y los lobos salieron despavoridos.
Leire se acercó a la terrible presencia.
- ¿Eres "El Basajaun"?, ¡Guau que grande eres! - Los pequeños ojos que brillaban en la oscuridad le miraron sorprendidos - No pareces tan malo como te pintan.
-¡No soy malo! - Bramó - ¡Los hombres sois ruines y traicioneros!
- No todos, hay algunos malos, eso es todo.
"El Basajaun" se sentó en el suelo.
- Quizás tengas razón - dijo - he visto lo que has hecho para salvar al corderito, poniendo en riesgo tu propia vida.
- Ves, no somos tan malos ¡eh Baxi! -  le dijo dándole un codazo.
- ¿Baxi?
- Te llamaré así, es más corto, ¡y más chuli!
La sonrisa tierna y sincera de Leire le hizo sentir lo mucho que había amado al hombre en otros tiempos.
- Creo que tendré que replantearme mi actitud ante vosotros - dijo pensativamente - pero ahor me temeis, ¿como vais a volver a confiar en mi?
- Déjame pensar - dijo Leire.
Al poco tiempo dio un brinco.
-¡Ya lo tengo!, ¡construiremos un parque de atracciones, es algo que le gusta a todo el mundo!
Baxi le miró incrédulo
- ¡Tú déjame a mi! - continuó Leire - pero antes vamos a buscar al corderito, su madre tiene que etar muy preocupada.

Así fue como "El Basajaun", Baxi, se puso manos a la obra, y con las indicaciones de Leire, crearon un parque de atracciones lleno de diversiones en pleno bosque, con grandes tirolinas, paseos a caballo, rocas para escalar, grutas subrerráneas, juegos para niños,....................
Fue un grandísimo éxito,y se llenó de familias y amantes de la naturaleza que se lo pasaban en grande, y Baxi se conbirtió de  nuevo en amigo de los hombres y protector de la naturaleza.

Un ahullido volvió a oirse desde la profundidad del bosque antes de cada tormenta, y Leire se acercaba allí todos los años para ver la lluvia de estrellas con su familia y Baxi.


(1) Mitología vasca



viernes, 9 de septiembre de 2016

La ciudad de los deshechos

El psicólogo, con las piernas cruzadas, le miraba sin decir nada.
"¡Que tío más raro!" - pensaba Yon.
- ¿Qué sientes? - le preguntó.
- No se.
De nuevo el silencio.
- ¿Qué piensas?
- Nada.
Un nuevo silencio.
- No tienes muchos amigos ¿verdad?
- No.
- Te gusta construir cosas ¿no es así?
- Si.
- Pero no está bien pasarse todo el día en tu cuarto con tus cacharros.
- ¿Porqué?
- Bueno............tienes que jugar con otros niños, relacionarte................ Te apuntaremos a un club de tiempo libre, verás que divertido.
Yon salió del despacho del psicólogo. Su madre le esperaba fuera.
- ¿Qué tal cariño?
- Bueno.
- ¡Verás como entre todos superamos esa maldita timidez!, verdad cariño.
Yon asintió sin gana.
- Ahora tengo que hacer unos papeleos, vamos.

Yon se aburría soberanamente en la oficina.
"Soy un superhéroe"- pensó subiéndose al banco.
- ¡Siéntate bien!- le recriminó su madre.
Cogió unos panfletos que había en una estantería; "encontraré el mapa del tesoro"- pensó revolviéndolos.
- Con eso no se juega niño - le dijo el vigilante de seguridad.
Se acercó a la máquina de tíckets; "conduciré mi nave espacial lejos de los alienígenas" - pensó apretando los botones.
- ¡Yon, por Dios, estate quieto! - le volvió a regañar su madre, a la que le llamaron de una de las mesas.
- ¡No te muevas de aquí! - le gritó.
Yon miró a su alrededor; en una de las baldosas se podía leer algo. Se acerco: "no pisar" ponía, y sin pensárselo, saltó sobre ella.
La baldosa le tragó, y atravesó un largo túnel de luces brillantes hasta un extraño lugar. Había árboles, flores, vacas,..... pero ¡formados por deshechos!  Plásticos, latas, cables, móviles y demás. daban forma a todo lo que allí había.
De pronto escuchó un grito: - ¡El montador, dios mío!, ¡debo estar soñando!
Se trataba de una especie de robot humanoide formado, como todo lo que había allí, por desperdicios:
Su cabeza era un microondas con dos móviles como ojos, y su cuerpo una lavadora de la que salían tubos y cables formando sus piernas y brazos. Sus manos eran tenedores y cucharas roñosos, y sus pies grandes latas de conservas.
- Tranquilo, soy sólo un niño. Me llamo Yon.
- ¿No eres El Montador? Los libros sagrados dicen que es un humano.
- No, yo pisé una baldosa y acabé aquí.
- ¡Vaya! que yo sepa nadie a visto por aquí a un ser humano nunca.
- ¿Qué sitio es éste?
- El País de los Deshechos. Creo que es evidente.
- ¡Está todo hecho con deshechos!
- Claro, El Montador coge las piezas del Gran Vertedero, y lo crea todo; coches, casas, árboles, personas.........
- ¡Vaya!
- Venga. vamos a la ciudad, te la enseñaré. Por ciento, me llamo Tras.
- De acuerdo Tras, vamos.
Si el campo era fascinante, la ciudad era algo extraordinario, ¿os lo podéis imaginar?: Coches formados por lavadoras y televisores, casas cuyos muros eran un conglomerado de plásticos, latas y botellas, ¡y personas!, que parecían robots destartalados.
A sugerencia de Tras, yon se cubrió con plásticos y cables para no parecer un ser humano de carne y hueso, ya que provocaría un gran revuelo.
- ¡Todo esto es increíble! - comentó Yon - pero debo volver a casa.
- ¿Volver?, pues no se como, sólo los Seres Puros, dicen que vienen de allí.
- ¿Seres Puros? - Tras no respondió - ¿Tras?, ¿Que te sucede? - le dijo dándole una pequeña sacudida.
- Nada, nada, será el chip. Todos tenemos uno con la fecha de nuestro apagado, y cuando esta queda cerca, empezamos a fallar hasta que nos apagamos del todo, ¡es ley de máquina!
- No te preocupes, te puedo arreglar, se me da bien.
- No amigo, cuando nos llega el momento, ¡El Destructor viene con su Carro de Fuego y nos devora!, ¡es nuestro sino! Pero bueno, ¿en qué estábamos?............a si, los Seres Puros. Pues bien, son seres hechos de un mismo material, y vienen del país de los hombres, como te decía. Además, su existencia no es más que un mito, aunque hay quien dice haberlos visto.
- podríamos buscarlos, pero antes probaré con el móvil, quizás tenga cobertura.
Yon sacó el móvil de su bolsillo.
- ¡Guarda eso! - gritó Tras - poniendo la mano sobre él, y mirando para todos los lados - ¿funciona?
- Si claro, lo acabo de cargar.
- ¡Shhhhh..............!
- ¡Vaya, un móvil que funciona por si solo! - escucharon detrás de ellos; un ser con un monitor de ordenador en la cabeza, y varias tostadoras como cuerpo, les hablaba - Tengo la mala costumbre de escuchar las conversaciones ajenas, y creo que podría ayudaros. Conozco a alguien capaz de establecer contacto con lo Seres Puros. Venir conmigo.
Les llevó por unos callejones hasta un edificio, que parecía incluso más destartalado que el resto de la ciudad. Subieron hasta una oscura habitación.
- Esperar aquí - les dijo.
- Tras un momento, le hizo pasar a otra habitación aún mas siniestra; llena de botellas con velas dentro que colgaban del techo, motores polvorientos por el suelo, y engranajes grasientos en las paredes.
- ¡Queréis contactar con los Seres Puros! - dijo una voz de sierra eléctrica acatarrada, proveniente de un  enorme cacharro, que parecía un camión que se había estrellado con una ferretería.
- ¿qué queréis de ellos?
- Queremos ir al mundo de los hombres - dijo Tras tartamudeando.
Se produjo un inquietante silencio.
- Yo, Nex, El Elegido, os ayudaré.Tenéis un móvil que funciona por si mismo, ¡dádmelo!
Yon se lo dio. lo miró entusiasmado, lo guardó, y volvió a mostrar su expresión más grave.
- Bien, ahora formaremos un círculo; ¡agarraros las manos!
Así lo hicieron. Nex cerró los ojos y miro hacia arriba.
- ¡Seres puros, cuya sustancia impoluta forma vuestra esencia, yo os invoco!
De pronto apareció en medio un ser hecho de cristal.
- ¡Que queréis, formas impuras! - dijo.
- Dinos como llegar al mundo de los hombres.
- ¡El único acceso al mundo de los hombres es El Gran Vertedero!
Y desapareció tal como había aparecido.
- Ya lo habéis oído - dijo Nex cuando salió del trance - Suerte - añadió sonriendo.

Tras temblaba al salir de la casa.
- ¡Un ser puro!, ¡era un ser puro! - decía ensimismado.
- No se que decirte, yo creo que era un holograma, me pareció ver como un parpadeo en el que desaparecía y volvía a aparecer aquel supuesto ser puro.
- De todas formas nadie puede entrar en El Gran Vertedero.
- ¡Por qué!
- ¡Es la mayor herejía que se puede cometer!, ¡Sólo desmontado se puede entrar!
Yon se quedó pensativo.
- Pero yo si podría entrar, yo no soy como vosotros.
- No se, no se..........
- Dime como llegar, a mi no me sucederá nada.
Tras llevó a Yon hasta las afueras de la ciudad; el sol formado por bombillas de todo tipo, dio paso a una luna de luces de neón.
- Mira - dijo Tras - ¿Ves aquellas montañas que se distinguen a lo lejos?; es El Gran Vertedero.
- ¡Es enorme!
- A crecido de forma desmesurada los últimos años, mientras que la ciudad está desapareciendo.
- Quizás hay alguna relación entre el crecimiento del Gran Vertedero y la desaparición de la ciudad.
- ¡Claro que la hay!, ¡El Montador nos ha abandonado!, ¡somos unos pecadores!
- ¡Venga hombre!, esa no será la razón.
Tras miraba el suelo desolado.
- Descubriré la causa de todo ésto, no te preocupes. - le dijo para consolarle.
- Bueno amigo, que tengas suerte, y El Montador te acompañe.
Se dieron la mano.
- Bueno Tras, me tengo que ir - pero Tras no le soltaba - ¡Tras, que te sucede! - se había quedado paralizado.
- El chip...... - consiguió decir antes de fundirse las luces que iluminaban su rostro.
Entonces todas sus piezas se soltaron, formando un montón en el suelo.
- ¡Tras!
Yon escuchó un ruido de motores, y apareció entre el humo un camión de la basura ¡Qué echaba fuego por loas turbinas que llevaba en la parte trasera!.
- ¡El Destructor!
Tubo que saltar a un lado para no se arrollado. El camión cogió los restos de Tras con una grúa, y los echó al contenedor que tenía detrás. Yon aprovechó para subirse en él. A una velocidad endiablada, se dirigieron a las montañas que se dibujaban siniestras en el horizonte bajo la luna de neón.Llegaron al Gran Vertedero. Bajo los faros del Destructor, Yon  podía ver montañas de basura que se extendían hasta donde le llegaba la vista. El destructor, vació el contenido de su contenedor, y siguió su camino. Yon se bajó, y guardo los restos de Tras en su mochila, y se puso a andar entre los desperdicios.
Al cabo de un rato, escuchó una alarma, fue hacia allí, y vio un camión de basura como el del Destructor, pero éste no echaba fuego. Se subió en él. Parecía funcionar automáticamente, sin nadie que lo condujera.
El camión recogía basura con la grúa, y la echaba en el contenedor. Vio montones de esos camiones, que se afanaban por recoger los desperdicios, y todos, se dirigían ordenadamente hasta una oscura fábrica llena de grúas y chimeneas que echaban un humo negro y denso.
Se pusieron en una fila de camiones que se perdía dentro de la fábrica. La fila avanzaba lentamente entre grandes maquinarias, grúas y cintas transportadoras. No parecía haber nadie allí. Yon observaba todo con los ojos bien abiertos.
Se bajó del camión. Vio como éstos vaciaban su contenido en una cinta transportadora que desaparecían en una enorme máquina que bufaba y echaba vapor entre sus chirriantes engranajes. La rodeó hasta su parte trasera, de donde salían cintas transportadoras que contenían materiales de la misma composición.
- ¡Es una fábrica de reciclaje!
Se subió a una de las cintas, si las leyendas eran ciertas, le llevaría hasta casa.
La cinta transportadora llevaba plásticos. Terminaba un poco más adelante.
Al llegar a su fin, yon miró hacia abajo, no se veía nada, pero cerró los ojos y se dejó llevar. Cayó en una vagoneta, que recorría una vía a toda velocidad. La vagoneta subió, bajó, y cogió curvas cerradas, como una montaña rusa. Yon se lo estaba pasando muy bien. Entonces llegó a un túnel de luces brillantes, como el que había atravesado al pisar la baldosa; y sin saber como, apareció de nuevo en la oficina donde estaba su madre. Esta le buscaba por todas partes.
- ¡Pero donde te habías metido! - gritó al verle - ¡ya no se que hacer contigo! ¡venga, vámonos! - dijo cogiéndole de la mano. Yon no se resistió.
¿Habría sido todo un sueño?, ¿se lo habría imaginado?
Llegaron a casa. Yon se tumbó en la cama, estaba cansado por la aventura. Entonces se acordó de Tras, y fue corriendo a abrir la mochila: ¡allí estaban!, ¡las piezas de Tras! Cogió sus herramientas, y se puso manos a la obra.
Pasó toda la noche atornillando, soldando y empalmando cables, hasta que Tras volvió de nuevo a funcionar.
-¿Donde estoy? - dijo al encenderse las luces de su rostro.
- ¡Tras, amigo!, ¡funcionas! - dijo abrazándolo con fuerza.
- ¡Me vas a descacharrar!
- Perdona, estoy tan contento.
Cuando la madre de Yon vio a Tras, pensó que era otro de sus cacharros inútiles, lo que no se podía imaginar era que en realidad era su mejor amigo.

Tras estaba fascinado con el mundo de los hombres, aquellos seres cubiertos por ese material tan extraño que llamaban carne. Allí vio a los seres puros, y a otros muchos, pero la mayoría, a diferencia de él, no funcionaban por si mismos, y necesitaban electricidad o pilas.
- Oye Tras - le dijo Yon un día - tenemos que encontrar al Montador - sólo él podrá salvar tu mundo. ¿Como podemos dar con él?
- Los Libros Sagrados cuentan que un día El Montador cogió unos aparatos rotos e inservibles y creó algo nuevo con ellos, que volvió a funcionar. Desde entonces se dedica a eso, él creó La Ciudad de los Desperdicios.
Yon se quedó pensativo.
- ¡Claro, eso es!, ¡el chatarrero!, recuerdo que recogía todos los aparatos estropeados o que ya no se usaban, ¡vamos!
Tras se puso un abrigo largo de yon y un sombrero de su padre, que practicamente le tapaban por completo, y se fueron a la vieja chatarrería. Un cartel de cerrado colgaba de la puerta. Por el aspecto abandonado de la casa, parecía que llevaba mucho tiempo así. En el patio se amontonaban aparatos oxidados. Llamaron a la puerta.
- ¡Voy , voy! - escucharon.
La puerta se abrió; un hombre mayor y de aspecto desaliñado les miró con aspereza.
- ¿qué queréis?
- ¿Eres el chatarrero? -  preguntó Yon.
- Ya no.
Iba a cerrar la puerta cuando se fijó en Tras; y le miró fijamente.
- Así que se trata de esto - dijo para si - entrar, entrar.
La casa se encontraba llena de trastos, como el patio.
- Viene de allí, ¿no es así chico? - le preguntó a Yon señalando a Tras.
- ¡Es la casa del Montador! ¡no me lo puedo creer!
- ¿Habla? - dijo sorprendido el chatarrero.
- En su mundo todos lo hacen.
- ¿has estado allí.?
- Si, pisé una baldosa y acabé allí.
Yon se contó su peripecia en El Mundo de los Deshechos.
- ¡Fascinante!, ahora te contaré mi historia:
Vengo de una estirpe de chatarreros, mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo,.....todos se dedicaron a recoger chatarra y a venderla, por eso siempre me he visto rodeado de trastos y aparatos inservibles. De niño, en vez de ir al parque a jugar, me quedaba en el patio destripando y aprendiendo como funcionaban aquellas máquinas ahora inútiles, ¡me fascinaban!; y lo aprendí, ¡vaya que si lo aprendí! Pero yo quería crear cosas nuevas, distintas; y lo hice. Entonces pasó algo increíble, verás: Con un viejo ordenador, un tostador y el motor de un cortacéspedes, construí mi primer robot, que se movía y funcionaba con pilas. Una noche, el robot se puso en funcionamiento ¡el solo!,  y salió de la casa. Le seguí hasta una vieja fundición abandonada, y se subió a un montacargas polvoriento. Este se puso en marcha, por arte de magia, y descendió hasta perderse de vista. De nuevo el montacargas subió, y el robot ya no estaba. Armándome de valor, me subí al montacargas, pero no pasó nada.
Desde aquel día , construí un montón de autómatas de todo tipo, y todos, tarde o temprano, se dirigían a la vieja fundición, para desaparecer por siempre.
- ¡Entonces tu eres el constructor de la ciudad de donde viene Tras!
- Eso parece.
- Pues tienes que seguir construyendo o desaparecerá.
- No, no, ya no puedo construir nada. Padezco una enfermedad que me afecta a los huesos.¡Llevo años sin coger un martillo!
-Yo si puedo hacerlo, si me enseñas, yo lo haré por ti.
El viejo chatarrero se quedó pensativo, y al cabo de un rato, esbozó una gran sonrisa.
- ¡De acuerdo, tu serás mis manos!

La chatarrería se volvió a abrir, y nuevos y deslumbrantes cacharros inútiles volvieron a invadir su patio. Dentro de la casa, se escuchaban día  y noche el ruido de martillos, soldadoras y demás herramientas, y La ciudad de los Deshechos se llenó de nuevo de extraños e imaginativos autómatas. ¡Y que decir de Yon y Tras, convertidos en inseparables amigos del alma!









domingo, 21 de agosto de 2016

El árbol de música

Llevaba meses intentando acabar la partitura que le habían encomendado. Se trataba de una ambiciosa obra en la que llevaba años trabajando, y a la que sólo le quedaba su último movimiento.
Paseaba por el bosque buscando inspiración cuando se puso a llover. Se refugió debajo de un árbol. Vio un resplandor, y a continuación escuchó un trueno; la tormenta estalló encima de su cabeza. Sabía que era peligroso guarecerse de ella debajo de un árbol, ya que sus ramas atraen los rayos, por lo que corrió hacia unas rocas que formaban una pequeña cueva. Empapado y temblando de frío, se sentó en el suelo, encogiendo sus piernas para intentar entrar en calor. Entonces escuchó una bellísima melodía acompañada de percusiones y violines. ¿De donde provenía esa música?, ¿Qué increíble orquesta tocaba de aquella manera bajo la tormenta? ¡Pero lo más increíble, fue que reconoció en aquella música el movimiento final que había estado buscando durante meses para su gran obra!
Salió de la cueva corriendo, y se dirigió al lugar de donde provenía la música. Entonces la tormenta se calmó, y dejó de llover. En ese momento la música paró, dejando al músico desconcertado. Buscó por los alrededores alguna casa o lugar de donde podría haber salido la música, sin encontrar nada.
Al llegar a su casa, transcribió lo que había escuchado en el bosque, y terminó la partitura de su gran obra con gran satisfacción, a pesar del resfriado que había pillado.

La obra fue un gran éxito, pero el músico estaba inquieto, ya que el último movimiento no lo había compuesto él.
Se dirigió de nuevo al bosque donde escuchó la melodía, y se sentó en la cueva como la vez anterior.
De nuevo, una tormenta rompió el cielo en mil pedazos, y la música volvió a sonar.salió corriendo de la cueva, y se dirigió hacia donde procedía la música: ¡Era un árbol! El viento se colaba por sus ramas huecas produciendo sonidos como de flauta y clarinete, acompañados por rítmicas percusiones al caer las gotas de agua sobre sus gotas, e imaginativas armonías que provenían de la tierra, al rasgar el agua de un río subterráneo las raíces, como si fueran violines y violonchelos. Sacó una libreta y anotó la música que producía el árbol, maravillado por su hermosura.
Fue otro gran éxito, la carrera del músico ascendía como un cohete; no tenía más que acercarse al árbol cuando había tormenta, y copiar la música que de él surgía. Pronto dejó de componer, y se volvió ambicioso y ruin a pesar del éxito.
Se avecinaba una violenta tormenta. Las autoridades dieron la alerta roja, prohibiendo a los ciudadanos salir de sus casas. Pero al músico le habían hecho un importante encargo, y tenía que componer algo como sea.
Haciendo caso omiso a la prohibición, fue al bosque donde se encontraba el árbol de música. Zarandeado por el viento, llegó hasta él: De sus ramas parecían surgir gemidos espantosos, las hojas golpeadas por las gotas con un caótico ritmo acompañaban los chirridos que producían las raíces arañadas por el río subterráneo. Se llevó las manos a los oídos para no escuchar la infernal melodía. Entonces un rayo hirió al árbol, incendiando su tronco, y electrocutando al músico que se encontraba debajo.
Una vez amainada la tormenta, el guardia forestal encontró al músico medio muerto, y le llevó al hospital más próximo.
Pasó dos años en coma, debatiéndose entre la vida y la muerte, pero milagrosamente se recuperó, aunque no del todo, ya que el rayo le hizo estallar los tímpanos, dejándole sordo.
Aún así, el músico fue capaz de componer, tal como lo había hecho antes de encontrar El árbol de música, y de nuevo el éxito le sonrió.
Nunca desveló su gran secreto; cada vez que había tormenta, se acercaba al Árbol de música, que ahora era un tronco quemado, y escuchaba en su cabeza las más hermosas melodías.