Cuentos para contar.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Ravioli: Amo del mundo (parte 3ª)

El  príncipe de las tinieblas

El carromato recorría el sinuoso camino azotado por las ramas, que intentaban atraparlo. Rodi se agarraba como podía la asiento mientras era bampuleado de un lado a otro por la excesiva velocidad del vehículo. En el cielo la luna llena sobrevolaba los montes nevados, coreada por los aullidos de los lobos.
- ¡Aquí se baja! - gritó el cochero, haciendo parar bruscamente a unos inquietos caballos.
- ¡Si no hemos llegado! - replicó Rodi.
- ¡Yo de aquí no paso!. Siga el camino que asciende a la colina, llegará  en unos 40 minutos; pero si en algo aprecia su alma ¡no suba!.
" ¡Supersticiones!" - pensó Rodi.
El sendero zigzagueaba entre matorrales secos y zarzas, hasta alcanzar un majestuoso y siniestro castillo. Al llegar, hizo golpear sobre la puerta un pesado puño de hierro, que apenas podía levantar. Esperó mientras heladas ráfagas de viento le hacían tiritar. "Es el frío"- le decía su mente racional - "no hay nada que temer". El chirriado de los goznes oxidados le puso en alerta. La puerta se abrió; a unos 2 metros, un rostro pálido y anguloso sobresalía de un elegante abrigo de pieles, de cuyo lado izquierdo surgía una esquelética mano sosteniendo un candelabro.
-Usted debe de ser Rodi.
- En efecto Conde.
- ¡Pase, pase!, hace una noche de perros.
- ¡De lobos más bien!.
Le llevó entre pasillos custodiados por armaduras y enormes retratos que no le perdían de vista.
- Póngase cómodo - le dijo El conde al llegar a un gran salón adornado con grandes tapices que representaban escenas de batallas y caza, y presidido por una gran mesa. Rodi se sentó en la silla que le ofreció El conde. - ¿Un coñac?, es de mi propia cosecha.
- Si gracias, se agradece un buen caldo para avivar las entrañas.
- ¡Y la mente!.
- ¡Si claro..............!.
La intensa mirada Del conde intimidaba a Rodi.
- En la misiva - continuó El conde - Me hablaba de un ejército de zombies, comandado por un tal Ravioli.
- Así es Señor.
- ¿Y qué espera de mí?.
- Como ya le apunté en la carta, el tal Ravioli, ha conseguido hacerse con "El Espejo de Kambala", que tiene el poder de capturar la imagen de quien se refleja en él, dejándole sin alma.
- Convertido en un zombie.
- ¡Esáctamente!; de ésta manera, a formado un ejército de Zombies con el que conquistará el mundo si nadie se lo impide.
- ¿Y porqué debería preocuparme?. Mi estirpe siempre ha vivido al margen del mundo. Hemos sido marginados y perseguidos a causa de oscuras supersticiones que nada tienen que ver con la realidad.
- ¿No es cierto que los de su especie no se reflejan en los espejos?.
- Si, es cierto.
- Entonces son inmunes al poder "Del espejo de Kambala", al carecer de reflejo.
- ¡Y dicen que de alma.....................!. Pero sigo sin saber porqué tendría que ayudarle.
-Es una cuestión de buena voluntad.................o quizás le interese conseguir "El Espejo de Kambala", he oído que posee una de las mejores colecciones de objetos mágicos del mundo.
- Si, así es................sería una muy buena adquisición.....................
Rodi y El conde llegaron a un acuerdo: Este le ayudaría a cambio "Del Espejo de Kambala".


viernes, 20 de diciembre de 2013

Ravioli: Amo del mundo (parte 2ª)

El ejército de las sombras

Rodi repasaba mentalmente las provisiones que tenía que reponer para el próximo viaje.
- Creo que está todo - le dijo al tendero.
- ¿No has ido a ver el espectáculo? todo el pueblo está en la plaza.
- No tengo tiempo, ¡siempre me toca el trabajo sucio!; es lo que pasa por codearse con descerebrados - le respondió Rodi socarronamente.
- Lo tendrás todo preparado para cuando salga el sol.
- Estupendo.
Rodi se despidió del tendero con un apretón de manos y se dirigió a la plaza; estaba vacía.
- ¿Donde están todos? - le preguntó a un niño que jugaba en el barro.
- Se fueron por allí - le dijo señalando el camino que llevaba al bosque. - ¡Se han convertido en zombies!, ¡con los ojos blancos como la leche!.
"¿Zombies?, seguro que estaban borrachos como cubas" pensaba Rodi.
Siguiendo las indicaciones del niño, se internó en el bosque. Encontró las huellas del carromato en el barro húmedo, y las siguió hasta un claro. Lo que allí vio, le heló la sangre: ¡decenas!, ¡que digo!", ¡centenares de hombres deambulaban con la mirada perdida construyendo complicadas máquinas de guerra en medio de un impresonante silencio, roto sólo por  el golpeteo de los martillos.
Rodi buscó a Malapata entre el ejército de zombies, que pasaban a su lado sin hacerle caso. Le vio cargando unos troncos sobre su hombro.
- ¡Capitan, capitán! ¿qué está sucediendo aquí? - le interpeló.
Malapata siguió su camino ignorándole por completo. Entonces vio sus ojos blancos e inexpresivos, y comprendió que se había convertido en un zombie más. También vio a Ragout y al resto de la tripulación, deambulando en su nueva condición de muertos vivientes.

En medio del campamento se encontraba el carromato de Ravioli y hacia él fue Rodi en busca de respuestas.
En su interior encontró el espejo, cubierto por una sábana, y se dispuso a descubrirlo, sin sospechar el peligro que suponía hacerlo; pero al empezar a retirar la sábana, descubrió los bajorrelieves que adornaban el marco, y se detuvo de inmediato. Rodi, experto conocedor de las artes esotéricas, reconoció los símbolos "Del espejo de Kambala", "el devorador de almas". Entonces lo comprendió todos.
En ese momento, Ravioli se acercaba al carromato gritando y chasqueando un látigo:
- ¡Trabajar holgazanes!, ¡el mundo espera impaciente a su nuevo rey!: ¡Ravioli!, ¡el amo del mundo!.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Ravioli: amo del mundo (parte 1ª)

El espejo de Osiris

Un viejo carromato tirado por mulos entró por la calle principal de la aldea. El siniestro personaje que lo conducía, miraba de un lado a otro escrutándolo todo con sus ojos saltones. Detrás, una corte de personas le seguían con andar cansino y desgarbado.
Llegaron  a la plaza, donde montaron una carpa bajo la lluvia que embarraba las calles. En la puerta de la carpa, sobre un púlpito, el siniestro personaje se puso a hablar megáfono en mano:
- ¡Acercaos!, ¡acercaos, habitantes de la aldea!; ¡ asomaos a las puertas del futuro!; ¡por tan sólo 2 doblones de plata, el mítico "Espejo de Osiris" reflejará el porvenir en su telúrica superficie!; ¡descubrir lo que el futuro os tiene preparado!; ¡y por tan sólo 2 doblones de planta!.
Poco a poco, se fue formando un grupo de aldeanos delante de la carpa, que curiosos se habían acercado a la plaza.
En ése momento, el pirata Malapata y sus hombres salían de la taberna cantando y bebiendo ron.
- ¿Qué diablos sucede aquí? - aulló Malapata al ver el tumulto.
- Parece que hay un espectáculo en la plaza capitán - dijo Ragout, uno de sus hombres (más conocido como quebrantahuesos).
- ¡Por mil almejas caníbales!, ¡vallamos a ver de que se trata! - bramó Malapata.
Después de muchos meses de navegación, Malapata y sus hombres tenían la necesidad de divertirse, por lo que entraron en la carpa para ver el espectáculo.
Dentro, había un escenario con un objeto rectangular de unos 2 metros de alto cubierto por una sábana.
- ¡Atención! - dijo el hombre larguirucho de ojos saltones golpeando el suelo con un bastón.
Esperó hasta que se hizo el silencio.
- ¡Soy Ravioli, el benefactor de vuestros sueños!. ¿Quien de vosotros no ha querido saber si tendrá fortuna en sus negocios?; ¿Quien será la mujer con la que pasará el resto de su vida?; ¿Cuando será su último día en éste mundo?. ¡Pues ahora tenéis la oportunidad de saberlo!. Ante vosotros se encuentra "El espejo de Osiris"; desenterrado de entre las ardientes arenas del desierto, y perteneciente al más poderoso mago del antiguo Egipto. En él, se refleja el futuro de todo aquel que lo contempla.
La penetrante mirada de Ravioli recorrió la platea, donde un público boquiabierto por el impacto de su presencia, seguía espectante sus palabras.
- ¡Atención!, ¡el futuro está a punto de revelarse ante vuestros ojos!.
Entonces alargó la mano hacia el objeto, y haciéndose a un lado apartó la sábana.
Malapata, sus hombres, y los allí reunidos, clavaron sus ojos en el espejo. Su forma convexa hacía que todos los presentes vieran su reflejo en él.
El pirata no podía separar la mirada de su reflejo. Una corriente invisible fluía entre ambos. De pronto, Ravioli volvió a tapar el espejo con la sábana, interrumpiendo  la corriente: Los ojos de Malapata perdieron su brillo, y se volvieron completamente blancos.
La misma transformación tuvo lugar en sus hombres y en los aldeanos.
- ¡Ahora recoger todo y seguidme esclavos!- gritó Ravioli frotándose las manos.
Lentamente, como si hubieran perdido el alma, los allí presentes hicieron lo que su amo les ordenó.


domingo, 1 de diciembre de 2013

El cocodrilo que se tragó una pulga

Andaba el cocodrilo cansado,
abrió la boca para bostezar,
una pulga que por allí saltaba
en ella encontró su hogar.

- Cocodrilo - , le dijo la pulga,
- Necesito un perro al que picar;
y del perro del granjero
ni la cola fue a dejar.

El hijo del granjero
a su perro fue a buscar;
dentro del cocodrilo
escuchó sus ladridos
por lo que allí fue a parar.

El niño entristecido
echaba de menos a sus papás,
por lo cual el cocodrilo,
mientras dormían,
se los tragó sin más.

¡Qué haremos sin nuestras gallinas
cerdos y vacas!
gritaba el papá,
por lo cual el cocodrilo,
uno a uno,
en su boca les hizo entrar.

Se levantó una tormenta poderosa,
el cocodrilo puso pies en polvorosa,
pero un  pavoroso tornado
que le cogió mirando a otro lado,
como una pluma,
no despacio,
le llevó hasta la luna
por el espacio.

En la luna cansado el cocodrilo
abrió la boca para bostezar,
y las vacas, las gallinas, los cerdos, los papás,
el niño, el perro y la pulga,
salieron a pasear.

Y tan a gusto estaban
que sin desear nada más,
en la luna se quedaron
por siempre jamás.



viernes, 22 de noviembre de 2013

La piedra voladora

Era sábado, y como no había colegio y hacía buen tiempo, Raúl dedicó la mañana a la mayor de sus aficiones: coleccionar piedras.
Las tenía de todo tipo: redondas, cuadradas, planas,..................; elegía aquellas que le llamaban la atención por alguna de sus características: Tono, brillo, textura, color, incluso el olor.
Se dirigió el río, era su lugar de exploración favorito. Aquella mañana  bajaba con poca agua, por lo que su cauce desnudo ofrecía innumerables tesoros. Cogió una piedra con vetas blancas en forma de espigas, pero la desechó por su anaranjado chillón. Escrutaba minuciosamente cada milímetro de tierra descubierta cuando un reflejo le deslumbró; provenía de una piedra de un blanco plateado con forma de corazón: ¡Un corazón perfecto!. Cuando acercó la mano para cogerla, extendió 2 pequeñas alitas a cada lado, ¡y salió volando!. Se posó en la rama de un árbol unos metros más adelante. Raúl esperó pacientemente a pie de tronco: ¡No podía dejarla escapar!. Al fin, la piedra bajó del árbol, y Raúl, acercándose muy despacio, la atrapó.
Volvió corriendo a casa, entusiasmado por su nueva e increíble adquisición. Metió la piedra en una jaula, y la observó durante horas revoloteando por ella con sus alitas diminutas.
Pasó el tiempo; y a la piedra voladora le empezaron a salir manchas grises y verdosas por toda su superficie. Intentó limpiarla con alcohol, pero no salían del todo las manchas. Poco a poco, la piedra apenas levantaba el vuelo. Hasta que un día, encontró sus alitas entre el serrín de la jaula. Muy triste, cogió la piedra, y la guardó con el resto de su colección en una caja.

Como trabajo de fin de curso Raúl decidió llevar su colección de piedras, de la que tan orgulloso estaba. Las metió en una bolsa y fue al colegio cantando de alegría. Como aún era temprano, pasó por el río, con tan mala fortuna que unas zarzas rasgaron la bolsa y las piedras quedaron esparcidas por el suelo sin que se diera cuenta. Al llegar al colegió descubrió apesadumbrado la bolsa vacía. Volvió sobre sus pasos buscando ansiósamente las piedras perdidas, y llegó hasta el río, sin despegar la mirada del suelo. Al levantar la cabeza, descubrió anonadado ¡ decenas de piedras aladas, que revoloteaban entre las plantas y flores que poblaban las orillas del río!, ¡era su colección de piedras!.
La piedra con forma de corazón y su blancura plateada, se posó en su mano y movió alegremente sus alitas. La miró, y levantando la mano, la sacudió diciendo: -¡Vuela libremente!.



sábado, 16 de noviembre de 2013

El pintor de nubes

Hacía un día precioso; Josu, tumbado en la hierba, veía pasar las nubes por el cielo; como un gran cuadro impresionista, cuyo pintor, el viento, retocaba a cada momento. "Si las nubes fueran de colores................"- pensaba.
Josu era un gran científico; así que fue a su laboratorio, y se puso a investigar la forma de poder pintar las nubes de colores.
Probó con varios tipos de pinturas, y distintas técnicas de tinte, pero no le dieron resultado.
Entonces, pensó que debía utilizar el color en su esencia más pura; y ésta se encontraba en el arco-iris. Así que construyó "el extractor de colores", una máquina que condensaba los colores del arco iris, hasta convertirlos en una sustancia que impregnaba cualquier superficie que entraba en contacto con ella; ¡hasta la de las nubes!.
Un día lluvioso, dos nubes dejaron de pelearse por un momento, y entre ellas se colaron algunos rayos de sol, que al atravesar las gotas de lluvia, estallaron en un formidable arco-iris.
Rápidamente, Josu cogió su avioneta; pero las nubes seguían enfadadas, y poco tiempo duró la tregua; así que el arco-iris desapareció.
Se produjeron varios arco-iris en los días siguientes, pero duraban tan poco, que a Josu no le daba tiempo a llegar con su máquina.

Josu meditaba como conseguir su sueño: Pintar las nubes de colores; cuando le llamó la atención la portada de una revista de viajes, que tenía en su portada la fotografía de unas cataratas. En ella, se veía un magnífico arco-iris. Al fijarse mejor, descubrió que  no había nubes en el cielo, y por lo tanto, era imposible que hubiera un arco-iris. Intrigado, cogió su avioneta y se dirigió hacia allí. ¡Y allí estaba el arco iris!, ¡bajo un cielo despejado!.
Descubrió, que el río, en su espectacular caída desde lo alto de la catarata, se deshacía en diminutas gotitas de agua, que a modo de lluvia, hacían que los rayos de sol, al atravesarlas, formaran el arco-iris; ¡un arco-iris eterno!.
- ¡Es lo que necesito!- exclamó Yosu entusiasmado.
Allí estableció su laboratorio, y se puso manos a la obra.

Si miráis hacia arriba, podéis ver preciosas nubes de colores adornando el cielo con sus mil formas, y si os fijáis un poco más, quizás veáis una pequeña avioneta, en la que "el pintor de nubes", realiza su trabajo, con la brocha de los sueños.





viernes, 8 de noviembre de 2013

La casa que cambia de lugar (parte 5ª)

En el lago de los deseos

Un grupo de luciérnagas abrían paso a Leire y Amy, iluminando el camino; estaba anocheciendo. La niña y el hada conversaban alegremente:
- ¿Estás segura de que quieres volver a tu casa?, recuerda lo que dijo Mou: "Si no lo quieres de corazón, acabarás allí donde nunca quisiste estar".
- ¡Eso creo!. Estaba cansada de hacer todos los días lo mismo, pero hecho de menos a mis padres y a mis amigos; Quiero estar con ellos.
- ¡Mira!, ya hemos llegado.
Un lago oscuro y misterioso cubría como una manta el valle dormido.
- Bueno, ahora tengo que irme - dijo Amy, - el pasaje es sólo para una persona. Espera hasta la medianoche ¡y sube al buque!; ¡suerte!.
Se despidieron con un fuerte abrazo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

La niebla cubría el lago como 1000 espíritus saliendo del agua. El sonido lejano de una sirena sacó a Leire del ligero sueño en el que había caído. De entre la niebla, surgió la proa de un enorme buque que seguía la estela de la luna llena reflejada en el agua. Paró junto al embarcadero, iluminado por farolillos de madera que tintineaban con el viento. Una escala cayó desde la cubierta del barco; miró hacia arriba; tenía miedo, pero también curiosidad, así que subió decidida a enfrentarse con su destino. En la cubierta no había nadie; escuchó de nuevo la sirena anunciando la partida. Buscó la escala: ¡No estaba!, ¡no había vuelta atrás!. El Buque Fantasma se internó en la oscuridad con Leire en sus entrañas.
Pudo distinguir entre la niebla un bote salvavidas, y se acercó tiritando de frío y de miedo. Dentro había unas mantas, con las que se acurrucó en una esquina del bote. El calorcito y el cansancio le hicieron mella, y cayó en un profundo e inquietante sueño. Soñó que el barco bajaba y bajaba por un oscuro túnel hasta llegar a un silencioso lago (4) , donde no había absolutamente nada; ¡La quietud era sobrecojedora!. Más tarde, soñó con sus padres, el colegio, sus amigos,................................
Se despertó; en frente vio a Popi (5), su amado osito de peluche, que le sonreía complacido; ¡estaba en su cuarto!, rodeada de todas sus cosas. Cogíó al osito, y volvió a la cama abrazada a él.
- Venga Popi, vamos a dormir, ¡ya hemos tenido suficientes emociones por hoy!.

(4) El bosque subterráneo
(5) El cuarto oscuro


sábado, 2 de noviembre de 2013

La casa que cambia de lugar (parte 4ª)

En el bosque

Aquella noche no durmió bien. Soñó con sus padres y el colegio, y al despertar, aunque se sentía descansada, no podía evitar una leve sensación de añoranza.
Abrió la puerta de la casa con incertidumbre: ¡Estaba en un frondoso bosque!.
"-Aquí no habrá caníbales ni bandidos" - pensó.
Más animada, se puso a caminar acompañada del canto de los pájaros y el revoloteo de las mariposas. Hacía un día espléndido. Llegó hasta un arroyo que discurría plácidamente entre robles y hayas. En su orilla, un cervatillo bebía agua bajando tímidamente la cabeza.
"-¡Que tierno!"- pensó.
Se acercó y alargó la mano para acariciarle. De pronto ¡un rayo de surgió de sus espaldas alcanzando de pleno al cervatillo!. Una explosión de luz lo envolvió, y entre alaridos, se transformó en un monstruo peludo con largos dientes que dando saltos se perdió entre los árboles.
- ¡De buena te has librado! - escuchó a sus espaldas.
Sin reaccionar todavía, se dio la vuelta, ¡se encontró un hada!,  ¡con barita mágica y todo!.
El hada le miró atentamente. -Parece que no eres de por aquí - le dijo,- era un "troll dentudo", se transforma en tiernas criaturas para atraer a sus víctimas, y luego ¡Las devora con sus largos dientes!.
Leire se echó a llorar, desbordada por tanta emoción acumulada.
- ¡Tranquila! - le dijo el Hada ofreciéndole la mano, - me llamo Amy (1)
Leire se enjuagó las lágrimas con su mano, y se la ofreció.
- Yo Leire.  
Hablaron largo y tendido hasta el atardecer. Leire le confesó que echaba de menos su casa.
- Pues no se como puedes volver a tu casa - le dijo Amy, pero podemos ir a ver a Mou (2), ¡él lo sabe todo!.
Se internaron en el bosque hasta una impresionante secoya que parecía llegar a la luna.
-¡Mou!, ¡Mou!, ¡despierta!.
Un malhumorado búho salió del agujero de una de las ramas del árbol.
-¿Qué demonios queréis?, ¡a éstas horas!.
- Necesitamos tu ayuda urgentemente.
- ¡Vaya, una humana! - dijo  Mou  con extrañeza al ver a Leire.
Leire le contó su historia.
- ¡Ravioli (3) ha vuelto a hacer de las suyas!..........................no tiene sentido que vuelvas a la casa............- el buho meditaba en voz alta.-..............cada día aparecerías en un sitio distinto................., pero puedes ir al lago de los deseos, ¡eso es!, a media noche, el buque fantasma te llevará allí donde más desees. ¡Pero ojo!, si en el fondo de tu corazón, en realidad, no quieres ir allí, ¡acabarás donde nunca quisiste ir!.
Leire sintió un escalofrío; una ráfaga de aire frío le puso la carne de gallina.
- ¡Pues venga!, ¡vayamos ya!, ¡no hay tiempo que perder! - dijo Amy.
Cogieron nueces y moras para el camino y se despidieron de Mou.
- ¡Estas hadas no respetan nada! - murmuró entre dientes mientras se disponía a reanudar la siesta.

(1) Cuentos de hadas
(2) Cuentos de Mou
(3) La maleta en la que cabe todo


                  

jueves, 24 de octubre de 2013

La casa que cambia de lugar (parte 3ª)

En el desierto

Le despertó el suave murmullo del viento. Se sentía descansada y eufórica. Aquella casa tenía el poder de reparar la mente y el cuerpo. Tras un nuevo baño caliente de espuma y otro suculento desayuno, abrió la puerta a la aventura de un nuevo día: ¡Estaba en pleno desierto!.
¿A donde se dirigiría?, no había más que arena contoneándose en las dunas y un intenso cielo azul que parecía sostener el sol en lo alto. Llenó una cantimplora con agua fresca y con un paraguas a modo de sombrilla, se decidió a dar un paseo. El calor era asfixiante, y las pocas ráfagas de viento no hacían más que aumentar la sensación de ahogo.
"- Bueno, aquí no hay mucho que ver" - pensó, y volvió sobre sus pasos.
Había tenido especial cuidado en no perderse, y sin embargo, ¡la casa no aparecía por ningún sitio!, ¡estaba perdida en medio del desierto!.
"-¿Y ahora qué?"- pensó - "- ¡sólo tengo un poco de agua y un paraguas!.
Se sentó desolada en la arena. Empezaba a añorar la tranquilidad de su vida anterior.
A lo lejos vio unas figuras sobre las dunas.¡ Eran camellos!, y sobre ellos, majestuosos caballeros con túnicas y turbantes que sólo dejaban entrever sus ojos negros como ascuas.
Se acercó corriendo emocionada,
-¡hola!, ¡hola!, me he perdido, ¿podéis ayudarme?.
Los jinetes se miraron sorprendidos. Empezaron a discutir entre ellos. De pronto uno de ellos desmontó y sin ninguna consideración, le agarró por la cintura y la subió al camello como si fuera un fardo, atándole los pies y las manos con una cuerda.
- ¿Pero qué hacéis?, ¡soltadme!, ¡soltadme!, - gritaba Leire.
Uno de ellos se acercó con un pañuelo, y le tapó la boca. Estaba claro que les molestaban sus gritos.
La caravana llegó hasta un campamento de tiendas de tela que se extendía al pie de una ladera. Había cabras, gallinas y niños merodeando entre las jaimas, mientras las mujeres, cubiertas con velos, se afanaban en las tareas del hogar. Llevaron a Leire a una de las tiendas y le dejaron allí como un saco patatas. Dos hombres, fusil en hombro, hacían guardia en la entrada. ¡Estaba secuestrada y maniatada en medio de la nada!.
En la tienda del jefe, había una gran excitación.
-¡Alá nos ha bendecido!, ¡la mismísima hija del jeque!, ¡nos darán todo lo que pidamos por ella!. ¡Doblar la guardia y mandar un mensajero!,¡rápido!.
Hablaba el jefe de los bandidos, que se congratulaba de su suerte.
Se trataba de un campamento de bandidos, y¡ habían confundido a Leire con la hija de un jeque!.
Mientras, un bandido entró en la tienda donde estaba Leire retenida llevando unos dátiles y leche de cabra, y La desató.
- ¡Come! - le dijo en su idioma.
Había estado esperando éste momento paciéntemente. Cerca de la tienda, algunos bandidos tocaban flautas y tambores alrededor de una fogata, y Leire, libre de sus ataduras, empezó a bailar, ante los asombrados ojos del guardián, que quedó fascinado ante su insinuante baile. Dejándose llevar por la música, salió de la tienda. Los bandidos seguían sus movimientos hipnotizados por el contoneo de su cuerpo bajo la luna llena. Y así, se fue acercando hasta el lugar donde descansaban los camellos, y con un rápido movimiento, saltó sobre uno de ellos, y arreándolo, salió al galope. Los guardianes, saliendo del trance, subieron a sus camellos, y le persiguieron mientras disparaban sus fusiles.
Leire atizaba su camello, que entre nubes de arena se perdía en la inmensidad del desierto. Miró hacia atrás, sus perseguidores, mas diestros en la monta, acortaban distancias. Al mirar de nuevo hacia delante, ¡Ahí estaba!, ¡la casa que cambia de lugar!. Saltó ágilmente del camello y entró en la casa.
Al cerrar la puerta, se encontró de nuevo en el templo de paz que tanto anhelaba.


viernes, 18 de octubre de 2013

La casa que cambia de lugar (parte 2ª)

En la selva

Abrió la puerta de la casa y,¡se encontró en plena selva!. Observó sobrecogida, grandes árboles de los que colgaban lianas como serpientes, ¿o eran serpientes?; la exuberante vegetación que parecía crecer del mismísimo aire estrangulando las nubes.............."- ¡Impresionante!".
Se internó en la selva, embriagada por el perfume de grandes flores y exóticos frutos, acompañada de los 1000 cantos de pájaros y criaturas, que sin ser vistos, componían la sinfonía selvática.
De repente, algo tiró de su pie izquierdo arrastrándole hacia arriba, y el mundo dio la vuelta ante sus ojos.
¡Había caído en una trampa!. Quedó balanceándose, cabeza abajo, de la rama de un árbol.
Ya empezaba a marearse, cuando escuchó algo. Vio varios pies desnudos y sucios que le rodeaban. Miró hacia arriba, pertenecían a 2 cuerpos oscuros y fibrosos vestidos únicamente con un taparabos, que hablaban entre sí en un extraño lenguaje. Cortaron la cuerda de la que pendía, y le ataron por las manos y los pies a un madero que transportaron sobre sus hombros. ¡Estaba aterrada!.
Así, llegaron a un poblado de chabolas situado en un claro de la selva. Pusieron el madero entre 2 árboles,y la dejaron, macerándose al sol, mientras niños desnudos jugaban a su alrededor, tocándole y riéndose.
"- ¡Espero que no sean caníbales!." - Pensó.
Pero su incertidumbre se convirtió en terror, al ver un enorme puchero encima de un fuego al que echaban verduras. Empezó a moverse y a gritar presa del pánico.
"- Tranquila," - se dijo  "- piensa un poco."
Vio que sus ataduras no eran más que hierbas entrelazadas, por lo que incorporándose un poco, las rompió con los dientes. Una vez sueltas, escapó lo más rápido que pudo. A sus espaldas oía un gran griterío, flechas y lanzas se clavaban en la hierba y en los árboles muy cerca de ella. Llegó hasta un río que bajaba enfurecido. Miró hacia atrás, ¡los hombres con taparabos estaban muy cerca!, miró de nuevo al río, y tapándose la nariz con la mano, se tiró al agua.
La corriente le arrastró lejos de los nativos, que levantaban sus lanzas y gritaban contrariados.
Leire, pudo agarrarse a un tronco que corría su misma suerte en las embravecidas aguas. El tronco, quedó atrapado entre las rocas de un remanso, por lo que salió del agua. Empapada y agotada, se tumbó en la hierba.
Al rato se incorporó, y vio varios troncos flotando en el agua.
"- Tengo que encontrar la casa ," - Pensó, " - ¡pero no tengo ni idea de donde estoy!. ¡En menudo lío me he metido!."
Miró de nuevo al río, ¡los troncos se estaban acercando!. Una mirada más atenta le percató de que no eran troncos, ¡sino cocodrilos!. Se levantó de un salto y corrió entre la espesura. Gritos espeluznantes, aullidos terroríficos, siseos inquietantes, incluso tambores de caza, retumbaban en sus oídos mientras la vegetación azotaba su cuerpo. ¡Todas las bestias de la selva iban tras ella!. Extenuada y con el corazón en la boca, paró un momento; miró a su alrededor, ¡no se lo podía creer!, delante de ella estaba la pequeña y coqueta casita de madera que buscaba. Entró apresuradamente y cerro la puerta con los pestillos. Dentro, se respiraba la apacible sensación de seguridad que recordaba, y que tanto necesitaba en esos momentos. Se acercó al hogar donde ardía un acogedor fuego, y se quedó dormida sobre la mullida alfombra que tapizaba el suelo.




viernes, 11 de octubre de 2013

La casa que cambia de lugar (parte 1ª )

Una nueva vida

- ¡Venga, arriba!, ¡a desayunar!.
La implacable mano de mamá retiró las sábanas del calentito y recogido cuerpo de Leire dejándolo a la intemperie.
- ¡Un poco más!- dijo Leire arropándose de nuevo.
Cinco minutos más tarde, la  voz de mamá volvió a atronar en sus oídos.
- ¡Qué se hace tarde!, ¡todos los días lo mismo!.
"Todos los días lo mismo, todos los días lo mismo, todos los días lo mismo,..............................."
El eco de ésas palabras reverberaron en su cabeza. "Colegio, ingles, deberes,...........................".
De camino al  colegio, le llamó la atención un folleto que colgaba del limpiaparabrisas de un coche:
"La casa que cambia de lugar, una experiencia nueva ¡cada día!"
"-¡Vaya!, ¡qué interesante!", - pensó  mientras se lo guardaba en el bolsillo.
Al salir de clase, picada por la curiosidad, se dirigió a la dirección que ponía en el folleto, ya que estaba cerca de allí. Se encontró una coqueta casita de madera, y llamó al timbre. Un hombre delgado, elegantemente vestido le abrió la puerta, y le miró de arriba a abajo con sus grandes ojos saltones.
- ¿Vienes por el anuncio? - Preguntó sin más dilación. - Entra, entra.
La casa consistía en una sola planta, ,modestamente decorada, que irradiaba calidez y recogimiento
- ¡Que bonita!.
-¿Quieres probarla?.
-¿Probarla?.
- Si claro, ¡una experiencia nueva cada día , y todo eso!,  venga, firma aquí.
"Una experiencia nueva, una experiencia nueva,................"; cogió el bolígrafo que le ofrecía el hombre y firmó.
- ¿Con ésto es suficiente?, ¿oiga?, ¿oiga? - , ¡el hombre había desaparecido!, buscó por toda la casa y ¡ni rastro de él!. Miró la hoja que había firmado, y ésta ¡desapareció ante sus mismísimos ojos!, ¡igual que el bolígrafo!. Una profunda inquietud le embargó, pero quedó enseguida mitigada por el acogedor encanto de la casa, que le invitaba a quedarse.
Se sentó en una mullida butaca frente a la chimenea, en la que repiqueteaban los troncos ardiendo como gatos ronroneando; y mientras languidecían las sombras alrededor del fuego, fue cayendo en un profundo y reparador sueño.
Se despertó cuando sus sueño, ya cansados de soñar, se fueron a dormir. Después de un largo baño de espuma, y un suculento desayuno, se dispuso, con espíritu emprendedor y alegre, a enfrentarse con el primer día de su nueva vida.


viernes, 4 de octubre de 2013

La Maleta En La Que Cabe Todo

Ningún hombre honrado y amante de la ley, se atrevería, ni siquiera un momento, en dejarse caer por la taberna del Ciervo Blanco. Allí, contrabandistas, bandidos, mercenarios y piratas, planean sus sucios negocios entre ron y peleas; entre ellos, Malapata y  Rodi el camaleón, su fiel contramaestre.

Malapata miraba fijamente el único ojo de su contrincante.Las venas marcadas de su musculoso brazo indicaba un terrible esfuerzo. Este, se inclinaba sobre la mesa bajo la presión de otro brazo más poderoso.
- ¡Aguante capitán! - le decía Rodi al oído - la cosa se empieza a animar. Sobre la mesa, los doblones rodaban en el frenesí de las apuestas.
- ¡Ahora! - dijo Rodi, y como si de un resorte se tratara, el brazo de Malapata, barrió el de su opositor hasta hacerle tocar madera.
Los jugadores se alejaron entre maldiciones y lamentos, dejando los doblones sobre la mesa.
- ¿Porqué has tardado tanto?, ¡era una auténtica bestia!, ¡Casi me arranca el brazo!.
- Hay que arriesgar para ganar capitán.
- ¡Pues la próxima vez, arriesgas tus enclenques patas!
- ¡ Venga capitán!, ¡somos un equipo!.
- ¡Tráeme ron y déjate de cháchara maldita sabandija! - rugió Malapata.
Mientras Rodi se dirigía a la barra del Ciervo Blanco, un estrafalario personaje se acercó al pirata. Vestía pantalones a cuadros, un frac rojo, y sombrero de copa; la barba puntiaguda y los ojos saltones, le daban un aspecto inquietante.
- Buenas tardes señor, me llamo Ravioli - le dijo ofreciéndole la mano.
- ¿Qué tripa se te ha roto? - contestó Malapata, mirándole de arriaba a abajo, y frunciendo el ceño.
- Me gustaría mostrarle algo, que de seguro interesará a un distinguido caballero como usted.
- ¡Qué es!.
- Vayamos al callejón, y se lo enseñaré encantado.
Malapata, intrigado, le acompañó al callejón.
- ¡Vamos!, ¡enséñamelo!, ¡como no me interese, te lo tragas!.
- ¡Tragar.............oh si............!, véalo usted mismo. - le dijo Ravioli ofreciéndole la maleta.
Malapata, cogió la maleta y la abrió; entonces, ¡un remolino de luz le envolvió arrastrándole dentro de ella!. Ravioli la cerró, y le puso un candado.
- ¡Otro incauto! - dijo riéndose entre dientes.
Cogió la maleta, y se fue por el callejón.
Rodi, que había visto a Malapata salir con Ravioli, salió al callejón.
"-¿Donde se habrá metido ?-", se preguntaba mirando alrededor.
A lo lejos, vio a Ravioli, y le siguió.
Llegaron a una posada, donde Ravioli pidió algo para comer. Mientras daba buena cuenta de una sabrosa pata de cordero asada, Rodi cogió la maleta, que se encontraba a pies de Ravioli, y se la llevó con sumo cuidado. A continuación, se dirigió al puerto de Nantucket, donde se encontraba amarrado el Delfín Volador, el barco de Malapata. Allí, la tripulación del  Delfín, se apañaba en reparar los estropicios causados en sus últimas correrías.
- ¡Caballeros!, - dijo Rodi, - el capitán a desaparecido. La única pista que tengo, es ésta maleta, que pertenece a la última persona con la que vi a Malapata, la cual me trae muy mala espina.
- ¡Pues que esperas para abrirla! - , dijo Ragout, más conocido como "quebrantahuesos".
Y sin más dilación, rompió la cerradura de la maleta con la culata de su trabuco.
¡De nuevo, el remolino de luz salió de la maleta envolviendo y tragando todo lo que le rodeaba, como si de un agujero negro se tratara!. Rodi, quebrantahuesos, y el resto de la tripulación ¡se encontraron atrapados dentro de la maleta!. Dentro,estaba  Malapata, y un sin fin de cosas y personas amontadas, formando un terrible caos, como si del camarote de los hermanos Marx se tratara.
La maleta, abierta de par en par, tragaba y tragaba con hambre voraz.
- ¡Esto es el infierno! - , gritaba Malapata.
- ¡Tenemos que cerrar la maldita maleta!-, decía Rodi, agarrado a la pierna de Malapata.
- ¡Es imposible desde dentro!, - le contestó un hombre con túnica y barba blanca, que se aferraba como podía a un árbol. - Yo construí la maleta, ¡y sólo se puede cerrar desde fuera!.
- ¿Como se te ocurrió construir semejante aberración?.
-¡Ravioli me obligó!, ¡es el mismísimo diablo!.
Rodi se quedó pensativo.
- ¿Podrías construir una Puerta Por La Que Sale Todo?- le dijo al mago, ¡porque era un mago muy poderoso!.
- Pues......................................, es posible, pero necesitaré un lugar protegido, para poder trabajar.
Los hombres de Malapata, se pusieron de inmediato a ello, y construyeron un refugio, donde el mago utilizó todas sus artes mágicas para construir La Puerta.
El universo entero, entró por "La Maleta En La Que Cabe Todo", y el universo entero, salió por "La Puerta Por La Que Sale Todo", como si del mismísimo "Big-Bang" se tratara.

La maleta, una vez vacía, ¡se tragó a sí misma!, por su propia naturaleza tragona, desapareciendo al instante.




sábado, 28 de septiembre de 2013

La cueva de los secretos

Cuando se tiene un secreto, éste se convierte en un monstruo. Cuanto más tiempo se tarda en contar el secreto, más grande y terrible se vuelve el monstruo.
Leire tenía un secreto que no se atrevía a contar........................................................

- ¡Tienes que contármelo! - le decía Yosu a Leire - ¡o se convertirá en un monstruo terrible!.
- ¡No quiero!, ¡es mi secreto!, ¡y ya está!.
- Pues tienes que ir a "La cueva de los secretos" y decirlo en voz alta.
- ¿La cueva de los secretos?.
- Si, sólo así, el monstruo en el que se está transformando el secreto, se quedará encerrado en la cueva para siempre.
Leire se quedó pensativa.
- Bueno, ya veré.
Pasó el tiempo, y Leire seguía sin decidirse a ir a "La cueva de los secretos".

Era de noche, en la habitación donde Leire dormía, empezó a formarse una neblina alrededor de su cama. Se hizo un silencio espectral. La niebla, en remolinos de luz verdosa, se materializó en un peludo y terrorífico ser, lleno de cuernos y dientes, que saltó por la ventana antes de que Leire despertara.
Se incorporó, " - habrá sido un sueño" - pensó. La ventana estaba abierta de par en par.
Al día siguiente, le despertó un ruido de sirenas. Miró por la ventana, ¡la gente corría y gritaba!,"¡el monstruo!, ¡el monstruo!". Al fondo de la calle,distinguió un enorme ser peludo lleno de dientes y cuernos, como el que creyó ver anoche en su habitación. - ¡No fue un sueño!.
El ser, agarraba todo lo que se ponía a su alcance ¡y se lo comía!, personas, coches, bancos, árboles..................y cuanto más comía, ¡más grande se hacía!.
Leire, salió corriendo de casa en busca de Yosu, esquivando a la gente que huía presa del pánico.
- ¡Tenías razón!- le dijo cuando le encontró, - ¡el secreto se ha convertido en un monstruo!.
- ¡Pues claro!, ¿porqué no me hiciste caso?.
- Es que.....................
- Bueno venga, no importa, ahora tenemos que parar al monstruo. Vamos a "La cueva de los secretos", todavía estamos a tiempo.
Cogieron las bicicleta y pedalearon hasta la cueva. Allí, Leire se metió en su negra garganta hasta una estancia donde las paredes, cubiertas de un mineral muy brillante, reflejaban su imagen por toda la cueva..
Se colocó en medio de la gruta,  y gritó su secreto, que como su imagen rebotó, produciendo un eco que se perdió en la oscuridad.
Salió al exterior, donde le esperaba Yosu impaciente.
- ¿Ya está?, ¡Buena la has liado!. Vamos a la ciudad para ver si a dado resultado.
Al llegar, ¡vieron que no había surtido efecto!, el monstruo era cada vez más grande, y el caos indescriptible.
- ¿Que podemos hacer Yosu?.
- La única solución es que me cuentes el secreto.
- ¡No quiero!.
En ese instante, el monstruo les miró, y con grandes zancadas, fue hacia ellos dando aullidos terroríficos y moviendo sus enormes brazos peludos.
- ¡ Vamos Leire!, ¡tienes que contármelo! - ¡El monstruo estaba cada vez más cerca!.
- Es que..........................¿te acuerdas de que el otro día te encontraste la bici nueva con la rueda rota? - le dijo bajando la cabeza. - Pues.....................fui yo............
- ¡Te dije que no la tocaras!.
- Lo siento.
El monstruo estaba ya delante de ellos, abrió su boca llena de dientes y gritó................., pero de repente, un remolino de luz verdosa le envolvió, ¡y desapareció!, dejando esparcido por doquier todo lo que se había comido.

Yosu y Leire charlaban alegremente mientras se afanaban en poner un poco de orden en la ciudad destartalada.
- Así que fuiste tú la que me rompió la bici.
- No me atrevía a decírtelo.
- ¡pues mira la que has liado!
- ¡Venga  gruñón, que no es para tanto!
- ¡Ya lo veo,  ya.........................


viernes, 20 de septiembre de 2013

La mariposa y la araña

La alegre mariposa batía sus alas al aire levantando nubes de nata montada.
Codiciosa la araña le observaba desde la oscura cueva donde tejía su tela.
- ¡Mariposa! -  le dijo un día - prueba esta rica miel que de mil flores ha bebido.
La mariposa aceptó no sin pocas precauciones.
- No temas - le dijo - sólo quiero compartir contigo mi dulce ambrosía.
Temerosa la mariposa probó la miel tan rica y melosa , y quedo encantada.
- ¿Quieres más? - le preguntó la araña,  la mariposa asintió entusiasmada.
- Ve a mi cueva y al fondo hallarás el tesoro que anhelas.
La mariposa voló ansiosa por la cueva sinuosa,
pero al fondo no llegó que una tela se lo impidió,
y en ella quedó atrapada sin encontrar lo que deseaba.
De pronto entró la araña relamiéndose los colmillos,
- ¡Aquí no hay mas manjar que tus tiernos solomillos!.
 La mariposa,  rabiosa y horrorizada se debatía
dejando en la red su alas como prenda a su osadía.
Y así escapó airosa la pobre mariposa
que sus alas perdió por confiada y golosa.


viernes, 13 de septiembre de 2013

El músico tímido (parte 2ª)

El encantamiento

Juan no pudo dormir esa noche, Lucía le había puesto en un gran dilema, ¿la amaba suficiente como para superar su miedo?. Llegó a la conclusión de que lo intentaría, pero no sin ayuda.
Al día siguiente se dirigió al bosque, donde vivía Galanta, conocida por sus artes mágicas.
- Si - le dijo - , puedo ayudarte, pero piensa que en el mundo de la magia, ninguna deuda queda sin pagar.
- ¡Haré lo que sea! -  respondió con firmeza.
Galanta se dirigió hacia lo que parecía un altar, en un rincón de la casa. Sobre él, había un libro abierto; en frente, una extraña figura de madera,  medio hombre medio animal, sonreía enigmáticamente.
Cogió unos frascos de una estantería y los colocó sobre el altar, al lado del libro. Sobre un pañuelo, puso unas hierbas de uno de los tarros, y vertió un líquido del otro, mientras pronunciaba unas palabras, leídas del libro con voz cavernosa.
Un humo verdoso empezó a salir del pañuelo, las palabras se convirtieron en un canto gutural que llevó a trance a una desfigurada Galanta, que se agitaba conbulsivamente frente al altar.
Juan quiso salir corriendo, pero el terror le paralizaba. De pronto, Galanta cayó de rodillas, permaneciendo un instante con la cabeza entre las manos. Luego se levantó lentamente, y haciendo un nudo con el pañuelo, formó un pequeño saquito, al que añadió una cadena para llevarlo a modo de colgante.
- Toma - le dijo - llévalo siempre contigo, ¡pero recuerda!, deberás pagar tu deuda.
Juan cogió el saquito, y salió corriendo de allí sin mirar atrás.

El concurso

Llegó el día del concurso. Los mejores músicos de la región se presentaron en la capilla del palacio del rey, donde el mismísimo rey, los jueces, y un selecto grupo de representantes de la nobleza (entre los que se encontraban Lucía y su madre), se reunieron para presenciarlo.
Juan esperaba su turno junto al resto de participantes en una sala contigua a la sacristía.
"No puedo, no puedo", pensaba con la cabeza entre las manos y la mirada clavada en el suelo.
- ¡Vamos, te toca! - le dijo un monje señalándole.
Agarró fuertemente el saquito que llevaba al cuello y salió a la sacristía.
Se escuchó un murmullo generalizado, y algunas risitas, "¿no es el hijo del luthier?, ¿que hace éste aquí?".
- ¡Silencio por favor!, demuestra lo que sabes hacer.
Juan miró a su alrededor, le temblaba todo el cuerpo, puso la guitarra sobre sus piernas, y de pronto, ¡se vio transportado a su rincón secreto del bosque, junto a su amada haya.
Se puso a cantar, ¡la música brotaba como un río!, ¡como el viento en la tormenta!, ¡como el mar embravecido!, ¡como la brisa en la orilla!.
De pronto, unas voces, l e devolvieron a la realidad; vio a Lucía desvanecida en brazos de su madre, y recordó las palabras de Galanta:" Deberás pagar tu deuda", y comprendió lo que sucedía, ¡Lucía era el pago!.
Sin pensarlo, arrancó el saquito de su cuello y lo arrojó lejos. Al momento, Lucía recuperó el color, abrió los ojos y se incorporó despacio.
- estoy bien - le dijo a su madre.
todas las miradas, volvieron sobre Juan; tragó saliva y siguió cantando. ¡Esta vez, la capilla se convirtió en un oscuro claustro!. Pero sus ojos se encontraron con los de Lucía, que habían recuperado toda su luz, y cantó para ella, como si no existiera nadie más en el mundo.

Epílogo

No hubo discusión alguna sobre el vencedor del concurso. Juan fue nombrado capellmaster real, y como en toda buena historia de amor que se precie, se casaron, fueron felices, y comieron perdices.


jueves, 5 de septiembre de 2013

El músico tímido (parte 1ª)

Esta es una historia de amor, y como en toda historia de amor, está el chico: Juan, un músico de gran talento; está la chica:  Lucía, perteneciente a una de las familias más influyentes y ricas de la corte; y está, como no, alguien que se interpone en su amor: En éste caso, la orgullosa y ambiciosa madre de Lucía.
Vayamos con la historia.

Los pretendientes

Juan tenía un problema, poseía un talento natural para la música, pero era incapaz de mostrarlo a los demás, por su gran timidez.
Cogió su guitarra y se dirigió al bosque, hasta un claro en cuyo centro, un haya centenaria desplegaba sus inmensas ramas queriendo abrazarle. Se sentó junto a su tronco y espero unos instantes con los ojos cerrados hasta impregnarse con el espíritu apacible del lugar. Y se puso a tocar, libre, lejos de todo.

Lucía salió de su habitación donde debería pasar la tarde repasando las aburridas lecciones de urbanismo,  y bajó despacio las escaleras con los zapatos en la mano. Los retratos de sus distinguidos antepasados parecían mirarle con reproche, sobre todo el de su bisabuela Leonora, que le traspasaba con sus ojos oscuros. Cruzó de puntillas el hall, las voces de sus padres se oían desde la sala contigua. Llegó hasta la puerta de entrada, la abrió y cerró con sumo cuidado, y salió corriendo hacia el bosque sin prestar atención a los gritos de su madre, que desde la ventana de la sala se desgañitaba llamándola.
Cogió el camino que lleva al río y se desvió hacia el hayedo. Se acercó despacio al viejo haya en el que Juan cantaba ensimismado, se tumbó boca arriba en la hierba, y se dejó llevar por la música.

El plan

Lucía y su prima Débora paseaban por el parque de Newcastle protegidas con sus sombrilla del sol de mediodía.
- ¿Porqué no le dices nada? - preguntaba Débora.
- ¡Es muy tímido!, saldría corriendo en cuanto me acercara.
- ¿Como lo sabes?
- ¿No le has visto los domingos en la iglesia?, ¡no levanta la mirada del suelo!.
- Parece que le pesan los ojos.
Ambas rieron.
- Si le oyeras cantar..........¡es un ángel!.
- Invítale a una de tus fiestas, no se podrá negar.
- Mi madre no lo permitiría, ¡es el hijo de un simple luthier!.
- ¡Pues tenemos que hacer algo!.
¡Y vaya que si lo hicieron!.

Débora entró en el taller del luthier. Las maderas de los instrumentos reposaban asumiendo sus nuevas formas, las que acogerían más tarde las notas musicales y sus infinitas variaciones.
- ¿Señor Jacobo?.
- ¡Silencio por favor!.
El luthier golpeaba cuidadosamento con el martillo y el cincel sobre la caja de un laúd haciendo pequeñas incisiones, como un cirujano. Tras unos instantes de intensa concentración, se levantó y se limpió el sudor de la frente.
- Perdóneme señorita, pero ha llegado en un momento especialmente delicado, Si el agujero es demasiado pequeño las notas se amontonan y salen a borbotones , y si es demasiado grande se desmenuzan en el aire.
- Perdóneme usted por mi torpeza maestro; el motivo de mi visita es que mi prima quiere dar un recital de arpa, y necesita de su oído experto para poner el instrumento a punto.
- Si claro, pasaré esta tarde a las 6 si le parece bien.
- Estupendo, le esperamos.
Y dándose un apretón de manos se despidieron. La araña empezaba a tejer su tela......................

A las 5 de esa misma tarde se presentó en el taller de Jacobo, Lucas, el sirviente de Carlos, un amigo común de Lucía y Débora.
- Entra Lucas - le dijo - ¿Qué se te ofrece?
- Vengo de parte de mi señor, le necesita urgentemente, se ha roto una cuerda de su piano, y dentro de unas horas tiene que dar un recital.
- Bueno, ahora tengo otro compromiso que atender, pero enviaré a mi hijo Juan.
- ¡No, por Dios!, ya sabe usted lo celoso que es mi Señor con éstas cosas, ¡le necesita en persona!.
- Está bien, iré yo - accedió el luthier. - ¡Juan! - gritó, - ¡deja lo que estés haciendo y ve a casa de los Menieur, hay un arpa que afinar!.
Juan cogió el diapasón y fue a casa de Lucía, despreocupadamente, sin saber que había caído en las sutiles redes femeninas.

Enamorados

Juan caminaba alegremente hacia la casa de los Menierur, un enorme caserón  rodeado de jardines y fuentes. Los Menieur formaban parte de la  nobleza del país, y poseían una inmensa fortuna.
Llegó a la casa y llamó a la puerta. Una sirvienta le llevó a la sala de conciertos donde se encontraba el arpa.
Con oído experto ajustó cada cuerda con la vibración que precisaba cada nota.
- ¡Hola! - escuchó de pronto. Era Lucía, que le saludaba con la mejor de sus sonrisas.
Juan le miró sorprendido.
- Hola - balbuceó, fijando de nuevo la vista en las cuerdas del arpa y enrojeciendo como un tomate.
No nos vamos a extender aquí de como Lucía consiguió romper el caparazón de Juan y hacer que se enamorara locamente de ella, ya que de todos es conocida la excelencia de las mujeres en el arte de la seducción.
El hecho es que se enamoraron y se prometieron amor eterno. Pero las cosas no iban a ser tan sencillas.Como dijimos al principio de la historia, la madre de Lucía se oponía al amor entre la pareja, por la diferencia de estatus entre ambos.
- ¿Qué vamos a hacer? - suspiraba Lucía.
- ¡fugémonos!.
- ¡No seas tonto!.
- Si fuera el capellmaster  del rey, tu madre no se opondría a la boda.
- ¿ y porqué no te presentas al concurso para conseguir el puesto?, es dentro de unos días.
- No digas tonterías, sabes que no puedo tocar delante de la gente, ¡es imposible!.
- ¿Imposible?, ¡Si de verdad me quisieras, nada sería imposible!.
Y así empezó la primera discusión seria de la entrañable pareja.


viernes, 30 de agosto de 2013

Los gnomos del jardín

Leire estaba tan absorta leyendo su libro en el parque, que cuando levantó sus ojos de él, la luna empezaba a asomarse tímidamente entre las nubes.
-"¡Vaya, que tarde es!" - pensó, y cerrando el libro, fue corriendo hacia su casa.
Mientras corría, escuchó los ladridos de un perro a su espalda, cada vez más cerca, hasta que casi pudo sentir su aliento en la nuca. Volvió la cabeza, ¡un sarnoso y babeante chucho le perseguía con muy malas intenciones!.


- ¡Socorro!, ¡que alguien me ayude!, - gritaba Leire desesperada.
Al final de la calle, vio un gran caserón con un jardín lleno de estatuas. Parecía abandonado. Al ver que la verja estaba abierta, se coló dentro. Intentó cerrar la verja, pero la cerradura estaba estropeada.
Una vez dentro, corrió entre estatuas y gnomos de jardín, hasta esconderse detrás de un gran ángel de mármol que le miraba condescendiente. El perro, gruñía nervioso buscando a su presa.
- "¡Que no me vea!, ¡que no me vea!" - pensaba Leire muerta de miedo, intentando fundirse con el mármol.
-¡Eh tú, perro pulgoso!, ¿se te ha perdido algo por aquí? - escuchó de repente.
Se asomó, ¡y vio a un pequeño gnomo de jardín tirando de la cola del perro!.
- ¿Tienes hambre? - le decía otro mientras le arrojaba una piedra a la boca - ¡pues cómete esto!.
Otro, le mordía una pata, un cuarto, corría hacia él blandiendo un palo,............
El perro, salió corriendo con el rabo entre las piernas, entre gritos de júbilo de los enanos.


- Vamos sal, creo que éste chucho tardará en volver por aquí ¡ja, ja, ja ja,....! -  rieron los  gnomos.
- ¡Estais vivos! - dijo Leire con lo ojos como platos.
- ¡Pues claro! - le respondió un enano gordinflón con barba blanca. - ¡Venga, hagamos una fiesta para celebrarlo!.
¡Leire no se lo podía creer!., estupefacta, observaba como los enanos iban de aquí para allá colocando farolillos de colores, afinando instrumentos,..................
- ¡Perdonar! - dijo Leire, - pero es muy tarde, y mañaña tengo que ir al colegio.
- ¡Ohhhhhhhhhhhhh! - dijeron los enanos a coro, desilusionados.
- Pero no os preocupeis, me paso después de clase, y hacemos la fiesta.
- ¡Si, si, si! - gritaban los enanos dando saltos y abrazándose. Y agrediéndoles por ahuyentar al perro, se despidió hasta el día siguiente.

Ya por la mañana, todavía con la excitación de la aventura vivida, fue a contársela a su amigo Josu, que jugaba a la pelota en el patio del colegio.
- ¡Tonterías! - le dijo, - eres una ilusa, pensando todo el día en duendes y hadas.
- ¡Es verdad!, ¡lon gnomos ahuyentaron al perro!, ven conmigo al jardín después de clase y te lo demostraré.
- Vale, si quieres hacer el ridículo, haya tú, ¡Gnomos ahuyentando perros!  - contestó irónicamente.
En ése momento, sonó la sirena para entrar en clase.

Josu, esperaba  a Leire en la puerta del colegio, sin saber que le habían castigado.
" - Es una mentirosa" - pensaba. Pero picado por la curiosidad, se dirigió al jardín de los gnomos.
No tardó en encontrarlo, abrió la verja, y entró. Tal como le había dicho Leire, se encontró rodeado de grandes estatuas de mármol y pequeños gnomos de jardín, que entre la maleza parecían observarle.
Miró a su alrededor, un espectante silencio le envolvió. Detrás de él, un ruido de arbustos le sobresaltó. Con el alma en un puño, se dio la vuelta; un pequeño gato salió de entre los arbustos y se perdió en la oscuridad.
- ¡Era sólo un gato! - dijo con el corazón desbocado. Y dando un suspiro, se sentó en un pedestal para recuperar el aliento.
- ¡Qué, no me decís nada! - dijo en voz alta a los enanos . - ¡Os habéis quedado de piedra o que!.
Esperó unos minutos, sólo las hojas de los árboles se movían por la brisa ocasional.
Miró su reloj. "- Bueno, ya es tarde. ¡Pobre Leire, se está volviendo loca de tanto leer cuentos de hadas"- pensó. Y metiendo las manos en los bolsillos, se fue a su casa silbando una canción.
Mientras caminaba, escuchó un gruñido. ¡El perro sarnoso, estaba frente a él!. Salió corriendo.
Como si de un imán se tratara, se encontró de nuevo frente al jardín de los Gnomos. Sin pensárselo, abrió la verja y buscó un sitio donde esconderse. Encontró una pequeña caseta con útiles de jardinería, y allí se metió entre rastrillos y tijeras de podar oxidadas.
Le temblaba todo el cuerpo. Miró por una rendija, ¡y allí estaba el perro!, olfateando el suelo, siguiendo implacable su rastro.
"- ¡Dios mío, me va a encontrar! - pensaba Josu, sin atreverse a respirar.
Entonces, miró a uno de los gnomos de jardín, y un pequeño rayo de esperanza le iluminó.
" -¿Y si fuera verdad lo que me contó Leire?" - pensó por un momento.
En ése instante, escuchó una voz: - ¿Otra vez por aquí, perro pulgoso?, - miró por la rendija y vio a os enanos rodeando al perro. - ¡No tuviste suficiente o qué!.
El perro, asustado, salió corriendo precipitadamente, acordándose de lo sucedido la noche anterior.
Josu, salió de la caseta sin creerse apenas lo que acababa de ver.
- ¡Esais vivos! - dijo - ¿Pero porqué no me hablasteis antes?
- porque entonces no creías en nosotros - le respondió el gordinflón de barba blanca, - pero el perro te ha hecho cambiar de opinión ¿verdad?, ¡ja,ja,ja,ja.......! - rieron todos los enanos llevándose las manos a la barriga.
- ¡Venga,  avisa a Leire y que empiece la fiesta!.
Y bailaron, cantaron, y bebieron zarzaparrilla toda la noche, (ya que era viernes y al día siguiente no había colegio) bajo la luz de la luna.

Ilustraciones: Alicia Tuñón Legaristi



sábado, 24 de agosto de 2013

El contador de historias (parte 7ª)

La realidad

Los aplausos sacaron a Yosu del trance.
- ¡Buena!, ¡ muy buena historia!.
Comentaban los allí reunidos, dándole la mano y felicitándole; hasta que se quedó solo.
Se sentó en banco, aturdido todavía. Después de un rato, y en aquel estado de confusión, caminó despacio hasta el hospital donde se encontraba su madre. Al llegar a su habitación, toda la confusión se conbirtió en el vuelo de un pájaro negro saliendo de su cabeza: Su madre le sonreía con los ojos abiertos.........y el medallón del árbol dorado en el pecho, tal como lo había imaginado.


El contador de historias (parte 6ª)

El medallón del árbol dorado (parte 5ª)

El desenlace

Yosu entró en la habitación del hospital donde su madre yacía inconsciente. Al lado  de la cama, su padre, dormido en un sillón, le agarraba la mano. Contempló la imagen con gran ternura. Se acercó despacio, acarició la cabeza de su madre, y le colocó el medallón alrededor del cuello. Le embargaba una extraña paz. La besó, y salió de la habitación. Fuera, le esperaba Petrus.
- Ahora sólo nos queda esperar - le dijo. Y se alejaron en silencio.

Al día siguiente, el sonido del teléfono le despertó. Se levantó corriendo, su padre hablaba por el auricular:
- ¡Es increíble!, ¡vamos enseguida!.
Al ver la expresión de su padre, supo lo que había sucedido.
Yosu abrazó a su madre, sus ojos se llenaron de lágrimas como los de ella. Apoyó la cabeza en su pecho, sintiendo el contorno del medallón, y escuchó su corazón agradecido.




sábado, 17 de agosto de 2013

El Contador de historias (parte 5ª)

El medallón del árbol dorado (parte 4ª)

La leyenda

El olor a chocolate recién hecho le sacó por un momento de la lectura. Levantó los ojos del libro, Petrus se acercaba, con 2 tazas humeantes y un plato de bizcochos, en una bandeja.
- Buena historia, verdad.
- Si, pero no es más que un cuento.
-¿Tú crees?. En el museo arqueológico hay un medallón igual al de la portada del libro.
- ¿Y que tienen que ver la historia y el medallón?, El libro no habla de  ningún medallón.
- Ya, pero dicen que en la edición original, había una parte de la historia que fue omitida de forma interesada en posteriores ediciones. Esta, contaba como los enanos, que eran los artesanos del reino de las hadas, construyeron un medallón con los huesos de los frutos del sol, y éste, conservó su poder curativo. Más tarde, en la lucha de las hadas contra las brujas del norte, los árboles dorados fueron destruidos en su totalidad, pero el medallón fue puesto a salvo por la reina de las hadas.
-¿Y crees que ahora está en el museo?.
- ¿Por qué no?. Ese medallón curaría a tu madre si fuese auténtico.
Yosu se quedó pensativo.
- ¡Pero tendríamos que robarlo!
- Da la casualidad, aunque las casualidades no existan, que mi nieto Jorgo trabaja en el museo como vigilante de seguridad; podría ayudarnos. Además, si es auténtico, no debería estar encerrado en una urna, ¿no crees?.
- ¡Tienes razón!, ¡Hagámoslo!.

"Operación árbol dorado"

18 de agosto del 2013
23 horas,15 minutos: Hora cero.Comienzo de la "operación árbol dorado". Jorge, sobrino de Petrus, se dirige al cuadro eléctrico del museo situado en el sótano.
23 horas, 20 minutos: Jorgo desconecta el interruptor general, haciendo saltar las alarmas y apagando las cámaras de seguridad.
23 horas, 22 minutos: Yosu y Petrus salen del cuarto de la limpieza, donde previamente se habían escondido, tras conseguir una copia de la llave, propiciada por Jorgo.
23 horas, 27 minutos: Yosu y Petrus, con una linterna, llegan a la sala "Scelsior", donde se encuentra el medallón.
23 horas, 28 minutos: Jorgo se dirige a la sala de cámaras para comunicar a su compañero que se hace cargo de la situación, quedando éste a la espera de la llamada de la central de alarmas.
23 horas, 32 minutos: Yosu y Petrus levantan la urna donde se encuentra el medallón, canbiándolo por una  copia previamente elaborada.
23 horas, 40 minutos: Yosu y Petrus salen por la escalera de incendios del museo con el medallón auténtico.
23 horas, 44 minutos : Jorgo conecta de nuevo el interruptor general del cuadro eléctrico.
23 horas, 53 minutos : Jorgo y su compañero, realizan ronda de vigilancia por las estancias del museo.
24 horas, 20 minutos: Yosu y Petrus, celebran con limonada y galletas el éxito de la "operación árbol dorado".


miércoles, 14 de agosto de 2013

El contador de historias (parte 4ª)

El medallón del árbol dorado (parte 2ª)

Caminando

Salió del hospital y empezó a andar por calles y deseos. Las palabras del anciano, habían encendido una luz de esperanza.
Un cartel, anunciaba "el 22º congreso de magia y parapsicología". Sus pasos, le llevaron entre talismanes, videntes y sanadores. Todos prometían la paz que no tenían, por algo de dinero, claro. Le dio la impresión de estar en medio de un gran circo. Allí no encontraría lo que buscaba.
Siguió caminando; de nuevo sus pasos le llevaron hasta una vieja librería. En su escaparate, le llamó la atención un libro en cuya portada había un medallón con un árbol dorado en relieve. Se titulaba "El bosque subterráneo". Entró para echarle un vistazo.
- ¡Vaya!, nuetros caminos se cruzan de nuevo - escuchó yosu sobresaltado. ¡Era el anciano del hospital!.- veo que ya estás en camino......., bueno, bueno. ¿Te interesa ése libro? - le dijo señalando el libro que tenía yosu entre las manos.
- Me gusta su portada.
- ¡Muy interesante.........si!. ¿Te gustaría leerlo?
- Si.
- Acompáñame a mi despacho. Por cierto, me llamo Petrus - le dijo el anciano ofreciéndole la mano.
- ¡Que nombre más raro! - le respondió Yosu aceptándola.
- ¡Es rumano!, provengo de una antigua estirpe de Los Cárpatos - Le dijo en tono misterioso.- Pero ven, ven conmigo.
Le llevó a un cuarto repleto de extraños objetos.
- Perdona el desorden, hay demasiadas cosas interesantes que hacer en ésta vida. ¡Vamos, entra!.
Entre estatuas e instrumentos musicales diversos, parecía haber una mesa, debajo de un montón de papeles y libros.
- Siéntate y lee tranquilamente mientras preparo un chocolate caliente - Le dijo Petrus mientras subía unas escaleras que llevaban al piso superior.
"Alucinante" - pensaba Yosu, al ver la piel de un tigre con cabeza y todo que colgaba de una pared.
Se sentó en el abarrotado escritorio, y se puso a leer.


El medallón del árbol dorado (Parte 3ª)

El bosque subterráneo.

El bosque subterráneo

domingo, 11 de agosto de 2013

El contador de historias (parte 3ª)

El deseo

Era sábado, Yosu se levantó temprano. Apenas había dormido, una idea había estando dando vueltas en su cabeza durante toda la noche.
Fue a la cocina para comer algo, allí estaba su padre con un botellín de cerveza en la mano.
- Hola hijo, es muy temprano.
- No puedo dormir.
- Yo tampoco.
- ¿Preparo unas tortas  y desayunamos?
- ¡Con mantequilla de cacahuete como las de mamá!.
Se miraron un momento.
- Papa, ¿se pondrá bien mamá?.
- No lo sé hijo.
- ¿Y si lo deseo con todas mis fuerzas?.
- Las cosas no son tan sencillas. No basta desear algo para que ocurra.
Una hola de rebeldía le invadió. Entonces, la idea que le había rondado toda la noche, tomó forma en su cabeza.

La madre de Yosu, tenía una extraña enfermedad. Los médicos no sabían qué hacer para curarla. Pensó, que si "El contador de historias" contaba una historia en la que su madre se curaba, ésta se haría realidad.

Salió corriendo hacia el parque a la hora en la que éste solía aparecer. Allí sólo encontró a un pequeño grupo de seguidores, que como él, habían acudido fieles a la cita.
- Parece que hoy no va a aparecer - comentaban.
Yosu, volvió desilusionado a su casa.
Al día siguiente, allí fue de nuevo, tenía que hablar con él como sea. Pero parecía que la tierra se lo había tragado.
Entonces, sucedió algo. Como poseído por un espíritu, Yosu se subió a la piedra donde habitualmente "El contador de historias" solía explayarse, y habló de la siguiente forma:
- ¡Acercaros niños y niñas, hombres y mujeres, perros y gatos, soy "El contador de historias"!.

El medallón del árbol dorado (Parte 1ª)

El anciano

Las personas allí reunidas, se acercaron a Yosu, entre divertidas y curiosas.
- La historia que os voy a contar -  continuó - sucedió, sucede y sucederá aquí, allí, y en todas partes. ¡Escuchad!, ¡escuchad!, ¡abrir vuestras mentes!.
" La madre de yosu estaba muy enferma. los médicos lo habían probado todo para curarla.
En torno a su cama, en el hospital, yosu y su padre, miraban entristecidos sus ojos cerrados. Sólo se escuchaba el ruido de las máquinas que la mantenían con vida.
- Papá, si deseo con todas mis fuerzas que se cure, ¿verdad que se curará?.
- Lo siento hijo, pero no lo creo.
- ¡Pero algo tenemos que hacer!
- Todo está en manos del destino - le dijo bajando la cabeza.
Pero yosu no se conformó con su destino ni con el de su madre. Se pasó toda la noche deseando con todas sus fuerzas que su madre se curara.
Al día siguiente, fue al hospital a visitarla, lleno de esperanzas. Pero su madre seguía igual.
Yosu, se sentó cabizbajo en la sala de espera.
- ¿Qué te pasa? - le preguntó un anciano sentado a su lado.
- Mi madre está muy enferma. He pasado toda la noche deseando que se curara, pero nada ha cambiado.
- Ya, claro, es que no basta con desear, debes actuar.
- ¿Qué tengo que hacer?.
- Mira hijo, cada deseo es un camino, sólo tienes que empezar a andar por él.
- ¡El siguiente! - gritó una enfermera abriendo la puerta de la consulta.
- Perdona hijo, es mi turno. ¡nos veremos! - le dijo el anciano con aire misterioso.
Yosu se quedó pensativo : "empezar a andar.............."


sábado, 3 de agosto de 2013

El contador de historias (parte 2ª)

El naufragio

El tiempo se burlaba de Yosu, cada  vez que dejaba de mirar el reloj, parecía detenerse, y cuando lo miraba, los segundos corrían perezosos hasta convertirse en minutos y horas.
Por fín sonó el timbre que indicaba el final de la clase, y salió disparado hacia el parque, como bala que da en el blanco.
Alllí, se encontraba "El contador de historias", que a viva voz, agrupaba a su rebaño de seguidores.
- ¡Acercaros, niños y niñas, hombres y mujeres, perros y gatos!, ¡Soy "El contador de historias"!.
Tomando un tono más íntimo,  aquel extraño joven, continuó:
- La historia que os voy a contar, sucedió, sucede y sucederá aquí, allá, y en cualquier sitio. ¡Escuchad, escuchad!, ¡abrid vuestras mentes!:
- El pesquero Atlantis, parecía haber desatado la furia de Neptuno, sus bramidos y coletazos, vapuleaban el barco en medio de la tormenta, sin compasión, hasta que una vía de agua, lo hirió de muerte.
El buque se hundió en el enfurecido mar, sin dar ni siquiera tiempo a sus tripulantes a despedirse de las nubes.
Félix, cerró los ojos al escuchar el crujido del casco haciéndose pedazos. Sintió como el agua le arrastraba hacia las escaleras de proa, y esperó a que el mar las anegara para siempre.
Pero no fue así, abrió los ojos, y vio como desde la trampilla, una luz fantasmagórica caía sobre él.
Subió las escaleras, los compañeros deambulaban por cubierta mirando alrededor con ojos alucinados, ¡una gran burbuja envolvía el barco!. De pronto, una corte de sirenas se acercó a la burbuja, y atravesándola, fueron directamente hacia èl.
"¡Debo estar soñando!" - pensaba.
Félix, cayó de rodillas, ¡entre las sirenas, se encontraba Melisa, su amante!
- ¡Félix, levanta! - le dijo Melisa cogiéndole de la mano. - No tengas miedo. Estáis todos bajo la protección de Neptuno, mi padre.
- ¡Eres una sirena!, ¿y tu padre Neptuno? - balbuceó Félix.
- Si mi amor, no podía rebelarte mi identidad, pero si te quedas conmigo, en mi mundo, mi padre salvará a la tripulación, y les borrará todo recuerdo de la experiencia..
Félix, que la amaba profundamente , le tomó en sus brazos y la besó apasionadamente.
- Nunca te abandonaré Melisa.
Al día siguiente, el barco regresó a puerto con todos sus tripulantes, ¡menos uno!.

Yosu, llegó a su casa jadeante, y encendió el televisor para escuchar las noticias. El presentador hablaba y hablaba de lo de siempre: Políticos corruptos, crisis económica , fútbol.........hasta que al final.............
"Un curioso suceso a acontecido en el pequeño pueblo costero de Guetaria, el pesquero Atlantis, fue dado por desaparecido tras ser sorprendido por una fuerte tormenta en alta mar, sin embargo, a los tres días,  arrió al puerto de Guetaria con toda su tripulación, a excepción de Félix, un tripulante de la zona....................."
Yosu, dejó de escuchar y apagó el televisor, como quien sabe el final de un cuento que le están contando.





sábado, 27 de julio de 2013

El contador de historias (Parte 1ª)

El hombre de la pipa de plata

Era una tarde calurosa, pero Yosu parecía indiferente al enorme horno ,en el que el sol,había convertido el parque por el que paseaba. En su cabeza, la imagen de su madre, postrada en la cama del hospital; llenaba de tristeza sus pensamientos.
Unos gritos, le sacaron de su ensimismamiento: 
- ¡Acercaros niños y niñas, hombres y mujeres, gatos y perros!, ¡soy el contador de cuentos!.
Subido a una roca, un joven de aspecto ordinario, movía su boca, sin parecer que aquellas palabras surgieran de ella; pero así era.
- La historia que os voy a contar - continuó -, sucedió, sucede, y sucederá. Aquí, allí, y en cualquier sitio. ¡Escuchar!, ¡escuchar!, ¡abrir vuestras mentes!:
" Hacía meses que no llovía, y las cosechas se marchitaban bajo el constante azote del sol. Era una región pobre, y sus habitantes, dependían casi exclusivamente de lo que la tierra madre les ofrecía generosamente con sus frutos, por lo que el hambre llamó a sus casas.
Un buen día, apareció como de la nada, un anciano trajeado y de aspecto impecable, que llevaba un maletín de cuero en su mano enguantada.
- Disculpe buen hombre - dijo dirigiéndose a Paco, el pastor del pueblo. - ¿Podría indicarme, si no es molestia, un lugar donde pernoctar?. Llevo días andando bajo éste sol de justicia, y mi sufrido cuerpo necesita de la bendición de una comida abundante y un reparador descanso.
- Lo siento señor - le dijo Paco rascándose la cabeza -, hace tiempo que el hostal de La Juli cerró por falta de clientes,..............,pero no se preocupe, mi familia y yo nos sentiríamos muy honrados en hospedarle en nuestro humilde hogar.
Así pues, Paco y su familia, sacrificaron el último pollo que les quedaba para honrar a tan distinguido visitante con una suculenta comida, tras la cual, le cedieron la cama de matrimonio para que pudiera gozar del reparador descanso.
Ya de mañana, mientras untaban mantequilla en el pan recién hecho, la conversación alrededor de la mesa, derivó como no podía ser de otro modo, en la terrible sequía que asolaba el lugar.
- Es una desgracia, si sigue sin llover, tendremos que abandonar ésta tierra, que ha sido nuestro hogar durante generaciones, ¿y adonde iremos?, ¿qué haremos sin raíces que nos sustenten?.
El anciano, le miró compasivo, y sin mediar palabra, salió de la casa con su maletín. Sacó de él una pipa de plata, tallada con extrañas figuras, y se puso a fumar parsimoniosamente.
El humo salía de su boca como si de la de un dragón se tratara, formando enormes nubes blancas sobre sus cabezas. De pronto, se vio un rayo, y el trueno anunció el impresionante choque de masas de agua en el cielo, que se derramaron sobre la sedienta tierra.
Llovió durante días y noches, poniendo fin a la terrible sequía.
¿Y el anciano?, ¿Qué fue de él?. ¡Desapareció, tal y como había aparecido!."

Mientras Josu volvía a su casa, resonaban en su cabeza las palabras del contador de historias.
Al llegar, entró en la sala donde su padre y sus hermanos, veían la televisión. Algo faltaba, el hueco en la butaca donde se sentaba su madre, parecía dominar la estancia.
Echaban las noticias en la caja tonta:
"Por fin llegaron las lluvias a Cantabria. Después de meses de sequía, un frente frío,ha cruzado la región dejando a su paso fuertes precipitaciones, que se extenderán en los próximos días. Conectamos con nuestro enviado especial en la zona.".
Yosu, observaba perplejo la escena, ¡el presentador, entrevistaba a Paco, el pastor del pueblo!.
" ¡De verdad!, ¡se puso a fumar en aquella extraña pipa, y se formaron las nubes!, ¡fue increíble!".
- ¡Te pasa algo? - le preguntó a Yosu su padre, al verle con la boca abierta.
- No............., no es nada, me voy a dormir.............
- ¿Es que no vas a cenar?
- Mañana quizás.................., - respondió Yosu, que se sentía, como flotando en una nube,que salía de una extraña pipa de plata.




martes, 16 de julio de 2013

La canción que nadie quería escuchar

Una maldición había caído sobre la pequeña aldea de Jisbüm; todos los años, coincidiendo con el solsticio de invierno, el sol se oscurecía por las alas de cientos de dragones que inundaban el cielo, sembrando el  terror con sus lenguas de fuego.

A Juan, un buen día, se le ocurrió una canción, y emocionado por su belleza, fue a cantársela a su madre.
- ¡Mamá, mamá!, tengo que cantarte una canción que se me ha ocurrido - le dijo, tirando de su falda.
- ¡Ahora no Juan!, los dragones están a punto de llegar, y tengo mil cosas que hacer. Luego me la cantas ¿Vale? - Le dijo, mientras iba a la cocina para sacar la olla del fuego.
Desilusionado, Juan fue donde su padre, que se encontraba en la forja, afilando una espada.
- ¡Papá, papá!, escucha esta canción que me acabo de inventar.
Empezó a cantar ante la indiferencia de su padre. El grito del filo sobre la piedra que le arañaba, le hizo desistir.
- ¿No puedes parar un momento? - le dijo Juan.
- No hijo, los dragones no van a esperar a que cantes tu canción..
"¡Qué rollo de dragones!", pensaba Juan malhumorado.
Entonces vio a su hermano Eric, que practicaba el arte de la esgrima con un muñeco de paja en el bosque cercano.
- ¡Eric, Eric!, ¡Soy un genio!,¡escucha ésta canción que he compuesto! - Gritaba Juan mientras corría hacia el bosque.
- ¿Tú un genio? - le respondió. - ¡Anda enano, vete a jugar con tus muñecas, que los hombres tenemos que matar dragones! - Y arremetió contra el muñeco con dos certeras estocadas.

"¡Son todos unos imbéciles!", pensaba Juan, mientras subía  la montaña de Balar, desde cuya cima, se extendían diminutas la aldea y las preocupaciones.
Mientras subía, cantaba su canción a pleno pulmón, sin ver la horda de dragones que a sus espaldas sobrevolaba la aldea.
Al llegar a la cima, se sentó en una roca cansado. De repente, escuchó un aleteo sobre su cabeza, alzó la vista, y descubrió aterrado a cientos de dragones, que espectantes, clavaban sus ojos negros sobre él.
Instintivamente, Juan cantó su canción ante tan temible público. Al terminar, los dragones movieron sus grandes alas, y se fueron como inmersos en un trance.

Desde entonces, todos los años, coincidiendo con el solsticio de invierno, el mejor cantane de Jisbüm, sube a la cima del monte Balar para cantar a los dragones la canción de Juan, ¡aquella que nadie quería escuchar!.


domingo, 23 de junio de 2013

La cabra y el tigre

Llevaba el tigre 5 días sin  probar bocado, cuando vio a una cabra que pastaba en la pradera. Al instante, se lanzó a por ella para comérsela, pero la cabra le vio, y salió corriendo por entre unas rocas. El tigre le persiguió, con tan mala fortuna, que un alud de rocas se desprendió de la montaña  atrapándole debajo.
- ¡Cabra! - le dijo - ayúdame a salir, y te prometo que no te comeré.
La cabra, que tenía buen corazón, intentó mover las rocas que atrapaban al tigre, pero no lo consiguió.
- ¡Cabra! - le volvió a decir el tigre - Estoy demasiado débil para mover las piedras, pero si me alimentas, en poco tiempo podré hacerlo.
La cabra, que era una experta cazadora de ratones, los atrapó para alimentar al tigre.
En poco tiempo, el tigre recuperó sus fuerzas, y pudo librarse de las rocas.
- Has sido muy amable conmigo - le dijo el tigre, - pero muy inocente.
Y saltó hacia la cabra para comérsela.
En ése instante, el espíritu de la cabra, pasó al cuerpo del tigre, y el del tigre al de la cabra, por lo que la cabra reencarnada en el cuerpo del tigre, se comió al tigre, reencarnado en el cuerpo de la cabra .
Y es que al final, cada uno tiene lo que se merece.


sábado, 15 de junio de 2013

El árbol de los juguetes.

Había una vez un árbol, que en vez de dar frutos, ¡daba juguetes!. En la primavera, cuando todos los árboles dan sus frutos,  los niños de la región, se acercaban "Al árbol de los juguetes, para recoger los juguetes y jugar con ellos.

Un día, pasó por allí "Amy", el hada., y vio que "El árbol de los juguetes" ¡se estaba secando!.
Entonces, fue a hablar con los niños de la región.
- ¿ Sabéis que le está sucediendo "Al árbol de los juguetes"? - les preguntó.
- Es por causa de un niño  - le dijeron, - cada vez que sale un juguete, se lo lleva, y  nadie se atreve a decirle nada, porque es muy fuerte.  Por eso se está secando, ¡se muere de pena!.
- ¡Vaya! - dijo "Amy" enfadada, - ¡pues habrá que darle una lección a ése niño!.
Al día siguiente, el niño egoísta, fue a por los juguetes del árbol, pero en su lugar, encontró una manzana roja y apetitosa.
El niño se la comió, y fue a jugar con sus juguetes, ¡que tenía en cantidad!.
Entonces, pasó por allí "Lucas", un amigo.
- Oye" Lucas "-le dijo, - ¿Quieres jugar conmigo a la pelota?
- Bueno - le respondió.
Pero al tocarle el niño egoísta a "Lucas", ¡éste desapareció!.
- ¡Qué cosa más rara! - pensó, y siguió jugando como si nada hubiera sucedido.
Al rato, pasó por allí "María".
- ¡"María"! - le dijo, - ¿quieres jugar conmigo a la pelota?.
-Bueno -  le respondió - tú tienes todas las pelotas que hay.
Pero al tocarle, ¡"María" desapareció!, como había desaparecido"Lucas".
¡El niño estaba aterrorizado!, al ver como sus amigos desaparecían cuando les tocaba.
Y así, se quedó solo, sin nadie con quien jugar.
"- ¡Va, que me importa! - pensó, - tengo todos los juguetes que quiero, ¡no necesito amigos!."

Peró pasó el tiempo, y el niño se cansó de todos sus juguetes. Se aburría enormemente, y empezó a echar en falta a sus amigos.
Entonces, apareció "Amy".
- ¿que te sucede? - le preguntó, al verle tan triste.
- ¡Que hecho en falta a mis amigos! - le dijo. - Tengo todos los juguetes del mundo, y no tengo a nadie con quien jugar.
Al verle tan arrepentido, le dijo:
- Vete "al árbol de los juguetes", y devuélvele todos los juguetes.
Así lo hizo, y por cada juguete que dejaba al  lado de su tronco, aparecìa una flor. Al abrise una de las flores, ¡apareció en su interior "Lucas"!, ¡ en el interior de otra, "María"!, y así,¡fueron apareciendo todos sus amigos!.
Al verlos, el niño se puso muy contento, y todos juntos se pusieron a jugar con todos los juguetes.
Y "El árbol de los juguetes", volvió a florecer.



domingo, 9 de junio de 2013

La caricia

La caricia
buscó un lugar donde quedarse.
En el rostro del panadero fue a posarse,
pero lleno de harina estaba.
En el rostro de una dama que pasaba,
la caricia fue a posarse,
pero en maquillaje quedó atrapada
hasta casi ahogarse.
Un rostro triste quiso consolar,
pero un río de lágrimas le volvió a arrastrar.
Entonces, al rostro de un niño fue a parar,
y se quedó en sus mejillas por siempre jamás.


sábado, 1 de junio de 2013

El planeta de chocolate

- ¡Como me apetece un poco de chocolate! - dijo "Saturnino" mientras buscaba en la nevera del "Gorrión moteado", su nave espacial.
- ¡Gorrión!, ¿no nos queda nada de chocolate? - le dijo Saturnino.
- No, ¡te lo has comido todo!, tendremos que comprar más.
- ¡Que bueno sería que hubiera una planeta hecho de chocolate!, ¿no crees gorrión?
- Pues en mis archivos, tengo una leyenda sobre un planeta así .
- ¡Interesante!, ¿y donde se encuentra?.
- No tengo datos al respecto.
- Pues iremos "Al planeta de los libros", allí seguro que encontramos algo.
Y se pusieron rumbo "Al planeta de los libros", donde se encontraban todos los libros escritos en el universo.
Una vez allí, se dirigieron a "La gran biblioteca".
- Hola, - le dijo Saturnino a la chica del mostrador - estoy buscando datos sobre "El planeta de chocolate".
- ¿El planeta de chocolate?, a ver...............- dijo la chica poniéndose unas gafas y tecleando algo en el ordenador.
- Pues no hay nada al respecto, ¡lo siento!.
- Bueno, gracias de todos modos - le dijo "Saturnino" extrañado.

-"¡Que raro!" - pensaba Saturnino - "Si aquí no encuentro nada sobre "El planeta de chocolate", no lo encontraré en ningún sitio."
Entonces se metió en una cantina para beber algo. En ella se encontraban seres de todos los planetas de la galaxia, ya que "El planeta de los libros", era frecuentado por todo tipo de personajes en busca de información.
- Dame una cerveza - le dijo Saturnino al camarero, un tipo de aspecto rudo con  4  brazos y un único ojo en la frente.
- ¡Se paga por adelantado! - le gruñó el camarero.
- ¡Vale, vale!, toma - le contestó "Saturnino" mientras le pagaba.
"Saturnino" cogió su cerveza, y se sentó en una mesa para  pensar sobre qué hacer.
En un lado de la cantina, había un escenario, y unos seres de cabezas grandes y ojos saltones, tocaban unos extraños instrumentos de viento. La música era alegre, y Saturnino disfrutaba de la misma, cuando escuchó una interesante conversación en la mesa de al lado.
- Pues si, lo que te digo ¡Ya ves que forma más fácil de ganar dinero!, sólo con apretar un botón y borrar  unos datos del ordenador de "La gran biblioteca". -  le decía un ser peludo y con dientes de lobo a otro con cabeza de lagarto.
- ¿Pero existe "El planeta de chocolate"?
- ¡Claro que existe!, ven conmigo y te lo enseñaré. ¡Pero........... shhhhh!, ¡las paredes tienen oídos! - dijo el ser peludo al ver que "Saturnino" se inclinaba en su silla para oír mejor.
Los dos seres, salieron de la cantina, seguidos muy de cerca por "Saturnino". Se metieron en un hangar, donde tenían su nave espacial, y "Saturnino", colocó un localizador a la nave sin que se dieran cuenta.

- Vamos "gorrión", sigue la señal del localizador - Dijo Saturnino al subir a su nave. - ¡Rápido!.
Y así, las dos naves surcaron el espacio con rumbo al "Planeta de chocolate".
-¡Guau!, ¡Esta´ todo cubierto de chocolate! - dijo Saturnino asombrado al llegar.
Y se puso a comer y a comer hasta que no pudo más. De repente, sintió un fuerte golpe en la cabeza, y quedó sin sentido.
Saturnino, se despertó en una celda, de chocolate, todavía aturdido.
Fuera, se encontraban los dos seres a los que había seguido.
- ¿Què hacemos con él? - Le decía el ser peludo al de cabeza de lagarto.
- No lo sé, ¡sabe el secreto!.
- Esperemos al jefe, él sabrá que hacer.
Al rato, apareció un ser gordo con cara de sapo y tentáculos, que se desplazaba como una babosa.
- ¡"Vaja"! - gritó "Saturnino" - ¡Así que eres tú el que está detrás de todo ésto!.
"Vaja", era un bandido, al que "Saturnino" conocía de pasadas aventuras.
- ¿Qué otra mente privilegiada podría estar detrás de tan magnífico plan? - Respondió "Vaja". - Si nadie descubre éste planeta, todo el chocolate será para mí.
- ¡Pero éste planeta no es tuyo!, ¡Tienes que compartir el chocolate con los demás! - dijo "Saturnino".
- ¡De eso nada!, yo lo descubrí, y es mío - le respondió "Vaja".- ¿Qué piensas hacer para impedirlo?, ¡te dejaré aquí encerrado para siempre.!
- ¡ja, ja,ja,ja,ja! - rieron los conpinches de "Vaja". Y se fueron todos bromeando.

"Saturnino", se quedó sólo en la celda. Entonces, saco su móvil, y llamó al "Gorrión Moteado".
- ¡"Gorrión"!, estoy encerrado en una celda de chocolate, ¡Ven ha rescatarme!.
"El gorrión", fue hasta la celda donde estaba encerrado "Saturnino", y con el rayo láser, derritió el chocolate.
- ¡Muy bien "Gorrión", vámonos! - dijo "Saturnino" saliendo de la celda y subiendo a la nave.

Lo primero que hizo "Saturnino", nada más llegar a su casa, fue llamar por el móvil a todos sus amigos, y enseguida se difundió la noticia sobre donde estaba "El planeta de chocolate".
Cientos, ¡Que digo cientos!, ¡miles de personas llegaron al "Planeta de chocolate"!, y disfrutaron comiendo y comiendo chocolate hasta hartarse.

-¡Qué desastre!,¡Qué desastre! - le decía "Vaja" a "Saturnino", llevándose las manos a la cabeza. - ¿Ves lo que has conseguido?, ¡en poco tiempo no quedará ni rastro de chocolate!.
- Si, pero todos habremos  disfrutado, y no sólo tú ¡Sapo egoísta! - le respondió "Saturnino" enfadado.
Entonces, un temblor se extendió por todo el planeta, y de los volcanes del mismo empezaron a salir ríos y ríos de chocolate cubriéndolo todo de nuevo.