Cuentos para contar.

sábado, 25 de mayo de 2013

El bosque subterráneo

El el país de las Hadas, la reina estaba muy enferma. Ni siquiera la magia podía curarla.
En su habitación de palacio, la reina de las hadas, descansaba pálida y delgada en la cama, rodeada de los más sabios del reino, que debatían qué hacer.
- Debe de haber sufrido algún encantamiento - decía "Merlín" acariciándose la barbilla.
- O puede que le haya sentado algo mal - comentó el médico de palacio.
- ¡Tonterías! - Gritó "Mou", el búho sabio. - Es algo más serio que todo eso.
- Seamos prácticos, ¿Qué podemos hacer? - dijo "Merlín".
- Sea lo que sea, si come "los frutos del sol" se curará - dijo "Mou".
- ¡Pero si es sólo una leyenda! - le contestó "Merlín".
- ¡ Es nuestra única posibilidad! - dijo "Mou",-  si no los encontramos, la reina morirá.

Cuenta la leyenda, que un trozo del sol cayó en la tierra. Esta, guardó el trozo en su centro, para darse calor. Entonces, algunas semillas de plantas, crecieron hacia el centro de la tierra buscando el calor y la luz de éste trozo de sol. Así se formó un bosque subterráneo, donde crecen "los frutos del sol", que tienen la propiedad de curar todas las enfermedades.

"Amy"(1), fue elegida de entre las hadas, por su valor y su inteligencia, para encontrar "Los frutos del sol".
- ¿Por donde empiezo a buscar  - le preguntó "Amy" a "Mou".
- Debes seguir a los salmones dorados. Dicen que vienen del lago del bosque subterráneo a desovar en el mar. Así, desde el único río que sale del mar, llegarás hasta el bosque subterráneo.

 "Amy", cogió una barca, y se adentró en el mar en busca de los salmones dorados.
Se acercó a una bandada de gaviotas, que volaban bajo.
- ¡Eh, gaviotas,! - les dijo. - ¿Sabéis donde se encuentran los salmones dorados?
- Dirígete hacia el horizonte, de donde sale el sol - Le dijo una gaviota, planeando sobre la barca.
Amy, fue hacia el horizonte, y esperó la salida del sol.
Los primeros rayos del sol iluminaron la superficie del mar, y unos destellos dorados  tintinearon en el agua.
- ¡Son los salmones dorados! - gritó Amy emocionada.
Siguiendo los destellos dorados, Amy llegó a un río, que a diferencia del resto de ríos, su corriente le llevaba hacia tierra adentro.
El río, le llevó por una cueva, que descendía y descendía cada vez más, hasta el mismísimo centro de la tierra.. Allí, se encontró en medio de un lago, en la más absoluta oscuridad.
"- ¿Que hago ahora?, ¡aquí no hay nada!" - pensaba "Amy". "-¡La reina de las hadas está perdida!, ¡morirá sin remedio!".
Entonces, una lágrima resbaló desde su mejilla cayendo al lago. Esta, produjo una honda en la superficie del agua, seguida de otra y otra más, hasta formarse el reflejo de un sol, luego de unas nubes, un cielo, árboles, animales, montañas,...................., el bosque subterráneo se reflejaba en el agua. Miró a su alrededor, ¡y allí estaba!, verde y resplandeciente, como cuenta la leyenda.
Amy, fue hasta la orilla, y se adentró por el bosque, donde enseguida dio con un majestuoso árbol del que colgaban unos frutos dorados que brillaban en sus ramas. Cogió unos cuantos frutos, y volvió a la barca.
Pero la corriente le impedía volver por el río hasta la superficie.
- ¿Como puedo volver a casa? - se preguntó Amy.
De repente, algo enorme empezó a emerger del agua. ¡Era un patito  gigantesco(2)!.
- ¡No tengas miedo! - le dijo. - yo te ayudaré a volver a tu casa.
Entonces, el patito le condujo hasta una cueva.
- Sigue por ésta cueva, y llegarás a la superficie.¡no tiene pérdida! - le dijo el patito a "Amy".
Y así fue como "Amy" volvió al palacio de la reina de las hadas con los frutos del sol.
La reina, comió de los frutos y se curó y se celebró una gran fiesta en todo el reino.
De las semillas de los frutos, crecieron montones de árboles de sol, y ya nadie sufrió enfermedades en todo el reino.

(1)  La montaña sin fin
(2)  El monstruo del lago


No hay comentarios:

Publicar un comentario