Cuentos para contar.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Baxi

Estaba oscureciendo, se había lebantado un fuerte viento que hacía temblar a todas las hojas de los árboles, en el cielo la luna asomaba su pálido rostro.
- ¡Vamos, corre! - le apremiaba Antxón a Uxúe - ¡está anocheciendo!
- ¡Voy todo lo rápido que puedo!
Al rato Uxúe se paró.
- ¿Qué haces? - le gritó Antxón.
- ¡No puedo más!
Escucharon entonces un terrible ahullido, y alguien o algo saltó de la rama de un árbol cayendo delante de ellos. Los niños corrieron espantados hasta llegar a casa.

- ¡De verdad que lo vimos! - decía Uxúe en el patio del colegio.
- ¡Y casi nos coje! - apuntó Antxón.
Se formó un corro alrededor de ellos.
- ¿Cómo era? - les preguntaron.
-¡Horrible!; tenía cuernos enormes y una boca con 4 filas de colmillos, en vez de pelo estaba cubierto de serpientes, con alas de murciélago y garras en vez de manos y pies.
- ¡Era "El Basajaun" (1)!
- Pero conseguimos escapar, ¡nos habría devorado si nos pilla como hace con el ganado!
Los niños se estremecieron de sólo escucharlo.

Leire y su familia subían por la sierra buscando el lugar ideal para acampar, y ve5r la lluvia de esdtrellas que todos los años se producía en aquellos días. El cielo eltaba sdespejado, y prometía un espectáculo digno de verse. Montaron la tienda de campaña y dieron buena cuenta de la tortilla de patatas que habbían llevado poara cenar. Después jugaron a cartas y contaron historias hasta que les entró sueño.
Esto era lo que más le gustaba a Leire, que con su imaginación se inventaba increíbles historias. El aita, contó una de miedo:
"Os voy a contar una leyenda que leí en internet buscando información sobre el lugar en el que estamos: La leyenda del "Basajaun".
"El Basajaun" es un ser mitológico, el señor del bosque, protector de la naturaleza. Es grande y posee una fuerza y agilidad extraordinarias. Su pelo y su barba le cubren todo el cuerpo hasta llegar al suelo, y uno de sus pies tiene la forma circular de una pezuña.
Cuentan que en un principio protegía a los rebaños de los lobos, y avisaba de las tormentas dando grandes ahullidos. Pero fue traicionado por los hombres, que le robaron el secreto de la fabricación de la sierra, del eje de molino y la técnica para soldar metales. Desde entonces se conbirtió en un ser maligno que provocaba plagas e inundaciones, e incluso devoraba los rebaños de los hombres."

-¡Guau, que buena historia!
- ¡Shhhhhhhhh, e oído un ahullido ahí fuera!, ¡Quizás sea "El Basajaun"!
- ¡Qué miedo!
- Venga vamos a dormir, que no tenemos mucho tiempo para descansar.
El aita puso el despertador a las 3 de la mañana, la hora en la que estaba anunciada la lluvia de estrellas, y se durmieron con el sonido de los grillos y las aves nocturnas.

A las 12 de la noche, Leire se despertó con ganas de hacer pis. Salió de la tienda y buscó un árbol donde agacharse y aliviar la bejiga. Entonces vio como se movían unos matorrales, y es cuchó un balido. Se acercó, y un corderito salió corriendo para esconderse tras unas rocas.
- No tengas miedo - dijo Leire acercándose muy despacio. Pero el corderito estaba muy asustado, y volvió a escapar. Pero el corderito no escapaba sólo de ella: Un gruñido sonó a su espalda, y luego el ruido de muchas patas saltando sobre la tierra. Una sombra cruzó veloz delante de ella, las ramas secas crugían por todas partes. Vio entonces una manada de lobos rodeando al corderito.
Leire cogió una rama del suelo, y agitándola gritó:
- ¡Eh, venir a por mi!
Los lobos en principio se asustaron, pero enseguida se dieron cuenta de que tenían otro plato en el menú.
Leire corriió hasta unos árboles, y agilmente subió por uno de ellos. Los lobos rodearon el árbol; gruñían y saltaban intentando subir.
Pasó el tiempo, los lobos no desistían, y la rama en la que estaba Leire empezó a ceder por el peso. Intentó agarrarse a otras ramas, pero fue resbalando hasta caer. Pero no cayó al suelo; 2 brazos fuertes y peludos le habían atrapado en el aire, que cuidadosamente le dejaron en el suelo, y estos brazos se alzaron amenazantes hacia los lobos. Después se oyó un terrible ahullido que estremeció hasta a las piedras, y los lobos salieron despavoridos.
Leire se acercó a la terrible presencia.
- ¿Eres "El Basajaun"?, ¡Guau que grande eres! - Los pequeños ojos que brillaban en la oscuridad le miraron sorprendidos - No pareces tan malo como te pintan.
-¡No soy malo! - Bramó - ¡Los hombres sois ruines y traicioneros!
- No todos, hay algunos malos, eso es todo.
"El Basajaun" se sentó en el suelo.
- Quizás tengas razón - dijo - he visto lo que has hecho para salvar al corderito, poniendo en riesgo tu propia vida.
- Ves, no somos tan malos ¡eh Baxi! -  le dijo dándole un codazo.
- ¿Baxi?
- Te llamaré así, es más corto, ¡y más chuli!
La sonrisa tierna y sincera de Leire le hizo sentir lo mucho que había amado al hombre en otros tiempos.
- Creo que tendré que replantearme mi actitud ante vosotros - dijo pensativamente - pero ahor me temeis, ¿como vais a volver a confiar en mi?
- Déjame pensar - dijo Leire.
Al poco tiempo dio un brinco.
-¡Ya lo tengo!, ¡construiremos un parque de atracciones, es algo que le gusta a todo el mundo!
Baxi le miró incrédulo
- ¡Tú déjame a mi! - continuó Leire - pero antes vamos a buscar al corderito, su madre tiene que etar muy preocupada.

Así fue como "El Basajaun", Baxi, se puso manos a la obra, y con las indicaciones de Leire, crearon un parque de atracciones lleno de diversiones en pleno bosque, con grandes tirolinas, paseos a caballo, rocas para escalar, grutas subrerráneas, juegos para niños,....................
Fue un grandísimo éxito,y se llenó de familias y amantes de la naturaleza que se lo pasaban en grande, y Baxi se conbirtió de  nuevo en amigo de los hombres y protector de la naturaleza.

Un ahullido volvió a oirse desde la profundidad del bosque antes de cada tormenta, y Leire se acercaba allí todos los años para ver la lluvia de estrellas con su familia y Baxi.


(1) Mitología vasca



viernes, 9 de septiembre de 2016

La ciudad de los deshechos

El psicólogo, con las piernas cruzadas, le miraba sin decir nada.
"¡Que tío más raro!" - pensaba Yon.
- ¿Qué sientes? - le preguntó.
- No se.
De nuevo el silencio.
- ¿Qué piensas?
- Nada.
Un nuevo silencio.
- No tienes muchos amigos ¿verdad?
- No.
- Te gusta construir cosas ¿no es así?
- Si.
- Pero no está bien pasarse todo el día en tu cuarto con tus cacharros.
- ¿Porqué?
- Bueno............tienes que jugar con otros niños, relacionarte................ Te apuntaremos a un club de tiempo libre, verás que divertido.
Yon salió del despacho del psicólogo. Su madre le esperaba fuera.
- ¿Qué tal cariño?
- Bueno.
- ¡Verás como entre todos superamos esa maldita timidez!, verdad cariño.
Yon asintió sin gana.
- Ahora tengo que hacer unos papeleos, vamos.

Yon se aburría soberanamente en la oficina.
"Soy un superhéroe"- pensó subiéndose al banco.
- ¡Siéntate bien!- le recriminó su madre.
Cogió unos panfletos que había en una estantería; "encontraré el mapa del tesoro"- pensó revolviéndolos.
- Con eso no se juega niño - le dijo el vigilante de seguridad.
Se acercó a la máquina de tíckets; "conduciré mi nave espacial lejos de los alienígenas" - pensó apretando los botones.
- ¡Yon, por Dios, estate quieto! - le volvió a regañar su madre, a la que le llamaron de una de las mesas.
- ¡No te muevas de aquí! - le gritó.
Yon miró a su alrededor; en una de las baldosas se podía leer algo. Se acerco: "no pisar" ponía, y sin pensárselo, saltó sobre ella.
La baldosa le tragó, y atravesó un largo túnel de luces brillantes hasta un extraño lugar. Había árboles, flores, vacas,..... pero ¡formados por deshechos!  Plásticos, latas, cables, móviles y demás. daban forma a todo lo que allí había.
De pronto escuchó un grito: - ¡El montador, dios mío!, ¡debo estar soñando!
Se trataba de una especie de robot humanoide formado, como todo lo que había allí, por desperdicios:
Su cabeza era un microondas con dos móviles como ojos, y su cuerpo una lavadora de la que salían tubos y cables formando sus piernas y brazos. Sus manos eran tenedores y cucharas roñosos, y sus pies grandes latas de conservas.
- Tranquilo, soy sólo un niño. Me llamo Yon.
- ¿No eres El Montador? Los libros sagrados dicen que es un humano.
- No, yo pisé una baldosa y acabé aquí.
- ¡Vaya! que yo sepa nadie a visto por aquí a un ser humano nunca.
- ¿Qué sitio es éste?
- El País de los Deshechos. Creo que es evidente.
- ¡Está todo hecho con deshechos!
- Claro, El Montador coge las piezas del Gran Vertedero, y lo crea todo; coches, casas, árboles, personas.........
- ¡Vaya!
- Venga. vamos a la ciudad, te la enseñaré. Por ciento, me llamo Tras.
- De acuerdo Tras, vamos.
Si el campo era fascinante, la ciudad era algo extraordinario, ¿os lo podéis imaginar?: Coches formados por lavadoras y televisores, casas cuyos muros eran un conglomerado de plásticos, latas y botellas, ¡y personas!, que parecían robots destartalados.
A sugerencia de Tras, yon se cubrió con plásticos y cables para no parecer un ser humano de carne y hueso, ya que provocaría un gran revuelo.
- ¡Todo esto es increíble! - comentó Yon - pero debo volver a casa.
- ¿Volver?, pues no se como, sólo los Seres Puros, dicen que vienen de allí.
- ¿Seres Puros? - Tras no respondió - ¿Tras?, ¿Que te sucede? - le dijo dándole una pequeña sacudida.
- Nada, nada, será el chip. Todos tenemos uno con la fecha de nuestro apagado, y cuando esta queda cerca, empezamos a fallar hasta que nos apagamos del todo, ¡es ley de máquina!
- No te preocupes, te puedo arreglar, se me da bien.
- No amigo, cuando nos llega el momento, ¡El Destructor viene con su Carro de Fuego y nos devora!, ¡es nuestro sino! Pero bueno, ¿en qué estábamos?............a si, los Seres Puros. Pues bien, son seres hechos de un mismo material, y vienen del país de los hombres, como te decía. Además, su existencia no es más que un mito, aunque hay quien dice haberlos visto.
- podríamos buscarlos, pero antes probaré con el móvil, quizás tenga cobertura.
Yon sacó el móvil de su bolsillo.
- ¡Guarda eso! - gritó Tras - poniendo la mano sobre él, y mirando para todos los lados - ¿funciona?
- Si claro, lo acabo de cargar.
- ¡Shhhhh..............!
- ¡Vaya, un móvil que funciona por si solo! - escucharon detrás de ellos; un ser con un monitor de ordenador en la cabeza, y varias tostadoras como cuerpo, les hablaba - Tengo la mala costumbre de escuchar las conversaciones ajenas, y creo que podría ayudaros. Conozco a alguien capaz de establecer contacto con lo Seres Puros. Venir conmigo.
Les llevó por unos callejones hasta un edificio, que parecía incluso más destartalado que el resto de la ciudad. Subieron hasta una oscura habitación.
- Esperar aquí - les dijo.
- Tras un momento, le hizo pasar a otra habitación aún mas siniestra; llena de botellas con velas dentro que colgaban del techo, motores polvorientos por el suelo, y engranajes grasientos en las paredes.
- ¡Queréis contactar con los Seres Puros! - dijo una voz de sierra eléctrica acatarrada, proveniente de un  enorme cacharro, que parecía un camión que se había estrellado con una ferretería.
- ¿qué queréis de ellos?
- Queremos ir al mundo de los hombres - dijo Tras tartamudeando.
Se produjo un inquietante silencio.
- Yo, Nex, El Elegido, os ayudaré.Tenéis un móvil que funciona por si mismo, ¡dádmelo!
Yon se lo dio. lo miró entusiasmado, lo guardó, y volvió a mostrar su expresión más grave.
- Bien, ahora formaremos un círculo; ¡agarraros las manos!
Así lo hicieron. Nex cerró los ojos y miro hacia arriba.
- ¡Seres puros, cuya sustancia impoluta forma vuestra esencia, yo os invoco!
De pronto apareció en medio un ser hecho de cristal.
- ¡Que queréis, formas impuras! - dijo.
- Dinos como llegar al mundo de los hombres.
- ¡El único acceso al mundo de los hombres es El Gran Vertedero!
Y desapareció tal como había aparecido.
- Ya lo habéis oído - dijo Nex cuando salió del trance - Suerte - añadió sonriendo.

Tras temblaba al salir de la casa.
- ¡Un ser puro!, ¡era un ser puro! - decía ensimismado.
- No se que decirte, yo creo que era un holograma, me pareció ver como un parpadeo en el que desaparecía y volvía a aparecer aquel supuesto ser puro.
- De todas formas nadie puede entrar en El Gran Vertedero.
- ¡Por qué!
- ¡Es la mayor herejía que se puede cometer!, ¡Sólo desmontado se puede entrar!
Yon se quedó pensativo.
- Pero yo si podría entrar, yo no soy como vosotros.
- No se, no se..........
- Dime como llegar, a mi no me sucederá nada.
Tras llevó a Yon hasta las afueras de la ciudad; el sol formado por bombillas de todo tipo, dio paso a una luna de luces de neón.
- Mira - dijo Tras - ¿Ves aquellas montañas que se distinguen a lo lejos?; es El Gran Vertedero.
- ¡Es enorme!
- A crecido de forma desmesurada los últimos años, mientras que la ciudad está desapareciendo.
- Quizás hay alguna relación entre el crecimiento del Gran Vertedero y la desaparición de la ciudad.
- ¡Claro que la hay!, ¡El Montador nos ha abandonado!, ¡somos unos pecadores!
- ¡Venga hombre!, esa no será la razón.
Tras miraba el suelo desolado.
- Descubriré la causa de todo ésto, no te preocupes. - le dijo para consolarle.
- Bueno amigo, que tengas suerte, y El Montador te acompañe.
Se dieron la mano.
- Bueno Tras, me tengo que ir - pero Tras no le soltaba - ¡Tras, que te sucede! - se había quedado paralizado.
- El chip...... - consiguió decir antes de fundirse las luces que iluminaban su rostro.
Entonces todas sus piezas se soltaron, formando un montón en el suelo.
- ¡Tras!
Yon escuchó un ruido de motores, y apareció entre el humo un camión de la basura ¡Qué echaba fuego por loas turbinas que llevaba en la parte trasera!.
- ¡El Destructor!
Tubo que saltar a un lado para no se arrollado. El camión cogió los restos de Tras con una grúa, y los echó al contenedor que tenía detrás. Yon aprovechó para subirse en él. A una velocidad endiablada, se dirigieron a las montañas que se dibujaban siniestras en el horizonte bajo la luna de neón.Llegaron al Gran Vertedero. Bajo los faros del Destructor, Yon  podía ver montañas de basura que se extendían hasta donde le llegaba la vista. El destructor, vació el contenido de su contenedor, y siguió su camino. Yon se bajó, y guardo los restos de Tras en su mochila, y se puso a andar entre los desperdicios.
Al cabo de un rato, escuchó una alarma, fue hacia allí, y vio un camión de basura como el del Destructor, pero éste no echaba fuego. Se subió en él. Parecía funcionar automáticamente, sin nadie que lo condujera.
El camión recogía basura con la grúa, y la echaba en el contenedor. Vio montones de esos camiones, que se afanaban por recoger los desperdicios, y todos, se dirigían ordenadamente hasta una oscura fábrica llena de grúas y chimeneas que echaban un humo negro y denso.
Se pusieron en una fila de camiones que se perdía dentro de la fábrica. La fila avanzaba lentamente entre grandes maquinarias, grúas y cintas transportadoras. No parecía haber nadie allí. Yon observaba todo con los ojos bien abiertos.
Se bajó del camión. Vio como éstos vaciaban su contenido en una cinta transportadora que desaparecían en una enorme máquina que bufaba y echaba vapor entre sus chirriantes engranajes. La rodeó hasta su parte trasera, de donde salían cintas transportadoras que contenían materiales de la misma composición.
- ¡Es una fábrica de reciclaje!
Se subió a una de las cintas, si las leyendas eran ciertas, le llevaría hasta casa.
La cinta transportadora llevaba plásticos. Terminaba un poco más adelante.
Al llegar a su fin, yon miró hacia abajo, no se veía nada, pero cerró los ojos y se dejó llevar. Cayó en una vagoneta, que recorría una vía a toda velocidad. La vagoneta subió, bajó, y cogió curvas cerradas, como una montaña rusa. Yon se lo estaba pasando muy bien. Entonces llegó a un túnel de luces brillantes, como el que había atravesado al pisar la baldosa; y sin saber como, apareció de nuevo en la oficina donde estaba su madre. Esta le buscaba por todas partes.
- ¡Pero donde te habías metido! - gritó al verle - ¡ya no se que hacer contigo! ¡venga, vámonos! - dijo cogiéndole de la mano. Yon no se resistió.
¿Habría sido todo un sueño?, ¿se lo habría imaginado?
Llegaron a casa. Yon se tumbó en la cama, estaba cansado por la aventura. Entonces se acordó de Tras, y fue corriendo a abrir la mochila: ¡allí estaban!, ¡las piezas de Tras! Cogió sus herramientas, y se puso manos a la obra.
Pasó toda la noche atornillando, soldando y empalmando cables, hasta que Tras volvió de nuevo a funcionar.
-¿Donde estoy? - dijo al encenderse las luces de su rostro.
- ¡Tras, amigo!, ¡funcionas! - dijo abrazándolo con fuerza.
- ¡Me vas a descacharrar!
- Perdona, estoy tan contento.
Cuando la madre de Yon vio a Tras, pensó que era otro de sus cacharros inútiles, lo que no se podía imaginar era que en realidad era su mejor amigo.

Tras estaba fascinado con el mundo de los hombres, aquellos seres cubiertos por ese material tan extraño que llamaban carne. Allí vio a los seres puros, y a otros muchos, pero la mayoría, a diferencia de él, no funcionaban por si mismos, y necesitaban electricidad o pilas.
- Oye Tras - le dijo Yon un día - tenemos que encontrar al Montador - sólo él podrá salvar tu mundo. ¿Como podemos dar con él?
- Los Libros Sagrados cuentan que un día El Montador cogió unos aparatos rotos e inservibles y creó algo nuevo con ellos, que volvió a funcionar. Desde entonces se dedica a eso, él creó La Ciudad de los Desperdicios.
Yon se quedó pensativo.
- ¡Claro, eso es!, ¡el chatarrero!, recuerdo que recogía todos los aparatos estropeados o que ya no se usaban, ¡vamos!
Tras se puso un abrigo largo de yon y un sombrero de su padre, que practicamente le tapaban por completo, y se fueron a la vieja chatarrería. Un cartel de cerrado colgaba de la puerta. Por el aspecto abandonado de la casa, parecía que llevaba mucho tiempo así. En el patio se amontonaban aparatos oxidados. Llamaron a la puerta.
- ¡Voy , voy! - escucharon.
La puerta se abrió; un hombre mayor y de aspecto desaliñado les miró con aspereza.
- ¿qué queréis?
- ¿Eres el chatarrero? -  preguntó Yon.
- Ya no.
Iba a cerrar la puerta cuando se fijó en Tras; y le miró fijamente.
- Así que se trata de esto - dijo para si - entrar, entrar.
La casa se encontraba llena de trastos, como el patio.
- Viene de allí, ¿no es así chico? - le preguntó a Yon señalando a Tras.
- ¡Es la casa del Montador! ¡no me lo puedo creer!
- ¿Habla? - dijo sorprendido el chatarrero.
- En su mundo todos lo hacen.
- ¿has estado allí.?
- Si, pisé una baldosa y acabé allí.
Yon se contó su peripecia en El Mundo de los Deshechos.
- ¡Fascinante!, ahora te contaré mi historia:
Vengo de una estirpe de chatarreros, mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo,.....todos se dedicaron a recoger chatarra y a venderla, por eso siempre me he visto rodeado de trastos y aparatos inservibles. De niño, en vez de ir al parque a jugar, me quedaba en el patio destripando y aprendiendo como funcionaban aquellas máquinas ahora inútiles, ¡me fascinaban!; y lo aprendí, ¡vaya que si lo aprendí! Pero yo quería crear cosas nuevas, distintas; y lo hice. Entonces pasó algo increíble, verás: Con un viejo ordenador, un tostador y el motor de un cortacéspedes, construí mi primer robot, que se movía y funcionaba con pilas. Una noche, el robot se puso en funcionamiento ¡el solo!,  y salió de la casa. Le seguí hasta una vieja fundición abandonada, y se subió a un montacargas polvoriento. Este se puso en marcha, por arte de magia, y descendió hasta perderse de vista. De nuevo el montacargas subió, y el robot ya no estaba. Armándome de valor, me subí al montacargas, pero no pasó nada.
Desde aquel día , construí un montón de autómatas de todo tipo, y todos, tarde o temprano, se dirigían a la vieja fundición, para desaparecer por siempre.
- ¡Entonces tu eres el constructor de la ciudad de donde viene Tras!
- Eso parece.
- Pues tienes que seguir construyendo o desaparecerá.
- No, no, ya no puedo construir nada. Padezco una enfermedad que me afecta a los huesos.¡Llevo años sin coger un martillo!
-Yo si puedo hacerlo, si me enseñas, yo lo haré por ti.
El viejo chatarrero se quedó pensativo, y al cabo de un rato, esbozó una gran sonrisa.
- ¡De acuerdo, tu serás mis manos!

La chatarrería se volvió a abrir, y nuevos y deslumbrantes cacharros inútiles volvieron a invadir su patio. Dentro de la casa, se escuchaban día  y noche el ruido de martillos, soldadoras y demás herramientas, y La ciudad de los Deshechos se llenó de nuevo de extraños e imaginativos autómatas. ¡Y que decir de Yon y Tras, convertidos en inseparables amigos del alma!